Miércoles 26 de noviembre de 2025
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José Gregorio Hernández: Un amigo leal, alegre y conversador que nunca reveló pasión por el amor

Durante su estadía en la capital del país hizo grandes amistades que lo elogiaban por su inteligencia y por los dotes artísticos que poseía desde su niñez, pues el doctor José Gregorio Hernández era un excelente pianista. El escritor Ernesto Hernández Briceño, en su libro “Nuestro Tío José Gregorio”, asevera que "El Venerable" solía tocar los domingos después de almuerzo en la casa de su amigo Santos Aníbal.

José Gregorio Hernández: Un amigo leal, alegre y conversador que nunca reveló pasión por el amor
Las amistades del Dr. José Gregorio Flores lo elogiaban por su intelecto y dotes artísticos. Foto: RRSS.
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Tras egresar de la Universidad Central de Venezuela (UCV) en 1888 como Doctor en Ciencias Médicas, José Gregorio Hernández planeó regresar a su tierra natal en el poblado de Isnotú en el estado Trujillo con la firme intención de desarrollar el ejercicio de la medicina y reunir dinero para costearse un viaje a París junto a su amigo Santos Aníbal, a fin de continuar estudiando y realizar una especialización.

Durante su estadía en la capital del país hizo grandes amistades que lo elogiaban por su inteligencia y por los dotes artísticos que poseía desde su niñez, pues el doctor José Gregorio Hernández era un excelente pianista. El escritor Ernesto Hernández Briceño, en su libro “Nuestro Tío José Gregorio”, asevera que "El Venerable" solía tocar los domingos después de almuerzo en la casa de su amigo Santos Aníbal.

“La familia de Santos Aníbal Dominici, había decidido que José Gregorio almorzara con ellos los
domingos. Después del almuerzo tocaban piano a cuatro manos, una de las niñas Dominici y José Gregorio. Era aristócrata, no tanto porque descendiese en línea recta de hidalgos de solar conocido y
empenachado blasón desde el décimo siglo, sino porque lo era en sus gustos, preferencias y hábitos” indica el texto.

Nunca reveló pasión de amor

Su entrañable amigo, Santos Aníbal Dominici, cuando fue presidente de la Academia Nacional de Medicina, alrededor de 1944, hizo una elegía para recordar a "El Venerable" a propósito de estarse cumpliendo en esa fecha el vigésimo quinto aniversario de su muerte, en la que relató anécdotas de cuando ambos eran estudiantes en la UCV, resaltando que "nunca reveló pasión de amor".

“Hernández nunca reveló pasión de amor. Sin embargo, de humor jovial entonces, extremadamente afable, le complacía divertirse, la tertulia, la música, el baile, eso sí, con gente que había de ser de alta prosapia. Era muy músico, tocaba el piano con sentimiento y gusto; las piezas que con más frecuencia le oí eran las composiciones de Louis Moreau Gottschalk, pianista y compositor norteamericano…

Instaló en su dormitorio un armonio, en el cual, del Salterio de David, cantaba Salmos al Señor. Nos deleitábamos en Paris con los clásicos conciertos de Lamoureax, y le vi suspendidos los sentidos en la Gran Opera, con la música celestial de Lohengrin. Mi amigo era aristócrata, no tanto porque descendiese en línea recta de hidalgos de solar conocido y empenachado blasón desde el décimo siglo, sino porque lo era en sus gustos, preferencias y hábitos”

Noticia al Día / Con información de "El Ucevista José Gregorio Hernández", por Rafael Ángel Terán Barroeta.

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