Domingo 07 de julio de 2024
Cultura

El insólito caso de Frau Troffea quien empezó a bailar sin parar hasta desatar una epidemia

La Epidemia de baile de 1518 en Estrasburgo, Francia, es un caso intrigante de coreomanía. Todo comenzó cuando una mujer…

El insólito caso de Frau Troffea quien empezó a bailar sin parar hasta desatar una epidemia
Facebook Twitter Whatsapp Telegram

La Epidemia de baile de 1518 en Estrasburgo, Francia, es un caso intrigante de coreomanía. Todo comenzó cuando una mujer llamada Troffea empezó a bailar de manera descontrolada por las calles de la ciudad. En una semana, otras 34 personas se unieron a su frenético baile, y en un mes, cerca de 400 bailarines participaban. Algunos incluso murieron debido a ataques al corazón o agotamiento. Los médicos locales descartaron causas astrológicas y, en cambio, atribuyeron la epidemia a una enfermedad causada por un aumento en la temperatura de la sangre. Curiosamente, en lugar de prescribir sangrías, las autoridades alentaron a la gente a seguir bailando, incluso contratando músicos para mantener a los enfermos en movimiento. Teorías modernas sugieren intoxicación alimentaria por hongos del cornezuelo, que contienen sustancias psicoactivas,

Así lo cuenta Wikipedia

1518: en Estrasburgo (en esa época parte del Imperio romano germánico), una mujer llamada Frau Troffea comienza a bailar incontroladamente en la calle durante una semana, gradualmente se le agregan decenas de personas, y un mes después había en las calles aproximadamente 400 danzantes (Epidemia de baile de 1518). La mayoría murió como consecuencia de infartos, ataques cerebrovasculares y agotamiento.

La peste del baile (o la plaga de danza) fue un caso de coreomanía ocurrido en Estrasburgo, una ciudad del Sacro Imperio Romano Germánico (ahora al noreste de Francia), a mediados de 1518.​

Se desconoce el origen de esta «epidemia», aunque se supone que se trató de un caso de histeria colectiva.

Acontecimientos

Los hechos se iniciaron a mediados de julio de 1518, cuando una mujer comenzó a bailar fervorosamente en una calle de Estrasburgo, Francia.3​ Esta situación se prolongó por tres días seguidos. En una semana se habían unido otras 34 personas, y en un mes, cerca de 400 bailarines. Algunas de estas personas finalmente murieron de ataques al corazón, eventos vasculares cerebrales o agotamiento.

Documentos históricos tales como «apuntes de doctores, sermones, crónicas locales y regionales e incluso notas publicadas por el municipio de Estrasburgo» hacían énfasis en el hecho de que las víctimas bailaban.

A medida que la «epidemia» de baile empeoraba, nobles preocupados con lo acontecido buscaron el consejo de médicos locales, quienes descartaron causas astrológicas y en su lugar anunciaron que la epidemia se debía a una enfermedad causada por un aumento en la temperatura de la sangre.

Sin embargo, en vez de prescribir sangrías, las autoridades persuadieron a la gente de que continuara bailando, en parte abriendo dos mercados e incluso construyendo un escenario. Lo anterior debido a que creían que si las personas bailaban día y noche, se mejorarían. Para incrementar la efectividad de la cura, incluso contrataron músicos para mantener a los enfermos bailando.4​ Algunos de los bailarines fueron llevados a capillas, donde buscaron la cura de su enfermedad.

Las teorías modernas incluyen la intoxicación alimentaria por los productos tóxicos y psicoactivos de los hongos del cornezuelo, que crecen comúnmente en los granos de la familia del trigo (como el centeno o la cebada). La ergotamina es el principal producto psicoactivo de los hongos del cornezuelo, está estructuralmente relacionada con el fármaco recreativo dietilamida del ácido lisérgico (LSD-25) y es la sustancia a partir de la cual se sintetizó originalmente el LSD-25. El mismo hongo también ha sido implicado en otras grandes anomalías históricas, incluyendo los juicios de Salem.

El historiador británico John C. Waller propuso, en su libro A time to dance, a time to die: the extraordinary story of the dancing plague of 1518 (2008), que posiblemente una temporada de hambruna extrema pudo haber provocado fiebres altas que impulsaron momentos de desenfreno sin control.​

Con recursos de internet

Temas:

Noticias Relacionadas