Miércoles 20 de noviembre de 2024
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Armando en la Plaza Baralt: Entre la nostalgia del "long play" y el ocaso de los viejos libros

Don Armando tiene más de 20 años trabajando en las inmediaciones de la Plaza Baralt de Maracaibo. Es como un…

Armando en la Plaza Baralt: Entre la nostalgia del
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Don Armando tiene más de 20 años trabajando en las inmediaciones de la Plaza Baralt de Maracaibo. Es como un cronista empírico, testigo de la cotidianidad en ese legendario espacio, donde vende libros, revistas y discos de vinilo para su sustento diario.

Armando Antonio Arreaga Valles nació en 1946 en Los Puertos de Altagracia, municipio Miranda del estado Zulia. En 1969, a la edad de 23 años, decidió radicarse en Maracaibo para iniciar sus estudios de bachillerato, los cuales cursó hasta que logró graduarse.

Habilidoso para las matemáticas, comenzó a estudiar Administración Comercial en la Universidad del Zulia, pero por una intervención por parte del gobierno de turno de esa época, la casa de estudios cerró por un largo tiempo, ocasionando que muchos jóvenes renunciaran a sus carreras.

Foto: José López

Don Armando fue uno de estos jóvenes que para conseguir empleo se vieron en la necesidad de viajar a Caracas. Relata que fueron tiempos muy difíciles, pues llegó a casa de un familiar sin nada en el bolsillo, pero con grandes deseos de establecerse y lograr un buen trabajo.

Finalmente, lo contrataron en una empresa textilera, donde estuvo durante siete años para luego regresar a Maracaibo en 1978. Para esa fecha logró conseguir trabajo en la antigua Casa Paris, donde trabajó durante 22 años como oficial de seguridad.  

Tras ser despedido, cerca del año 2000, don Armando comenzó a buscar otro trabajo, pero debido a su edad (55) no lo contrataban en ningún lado. Recuerda que cuando lograba una entrevista los empleadores no le garantizaban que fuera a conseguir el empleo.

Foto: José López

Fiel amante de la lectura y de la música de cualquier género, don Armando era poseedor de una gran colección de libros, revistas y discos de vinilo. En vista de la precaria situación que estaba viviendo, decidió llenar dos bolsas con su mercancía y se fue al centro de Maracaibo.

La Plaza Baralt

En el año 2002, aproximadamente, llega a los predios de la populosa Plaza Baralt y conoce a varios comerciantes asentados en esa zona. Fueron ellos quienes lo recibieron y lo comenzaron a tratar como si fuese otro compañero de faena y lo ingresaron en la asociación de comerciantes informales que hacen vida en la plaza.

Así es como don Armando se establece en los alrededores del Centro de Arte de Maracaibo Lía Bermúdez hasta “el sol de hoy”. Durante su trayectoria ha cultivado clientes y amistades que no dejan de comprarle sus libros y discos, los cuales renueva periódicamente.

“La parte económica no me interesa mucho, pero sí me gusta estar en contacto con la gente. Trabajar aquí me ha permitido conocer diferentes tipos de personas. Me apasiona la venta de mis libros, difundir la cultura, el arte y la música. A mí no me importa regalar un libro o una de mis cosas a alguien que no tenga los medios para pagarme. Me interesa es ayudar con la expansión del conocimiento humano, sobre todo de la juventud”.

Foto: José López

Don Armando comenta que se siente muy satisfecho de ganarse la vida como lo viene haciendo y que es un placer trabajar en la Plaza Baralt, punto donde, considera, comenzó a crecer Maracaibo como ciudad. Debido a su pasión por la lectura, es miembro del Círculo de Lectores de Maracaibo.

“Cuando un estudiante o una persona joven me dice que necesita uno de mis libros y no le alcanza el dinero para pagarme, simplemente le digo que me dé lo que pueda o si no se lo regalo. Me interesa mucho que los jóvenes se nutran de conocimiento, así se forman las grandes sociedades”, explicó.

Los discos

Entre los libros y revistas que don Armando tiene en su muestrario destacan los discos de vinilo o longplays (discos de larga duración), los cuales son buscados por muchos coleccionistas y melómanos de la ciudad, ya que este formato, al menos en Venezuela, no circula, pues es considerado obsoleto.

Discos de salsa brava, gaita zuliana, jazz, tangos y rock and roll son los más solicitados por los compradores selectos de don Armando. Sin embargo, también vende discos de bossa nova, trova, música clásica y de todos los cantantes de habla hispana que alcanzaron popularidad en los años ’60, ’70 y ’80.

Foto: José López

En cuanto al inventario de discos, don Armando manifiesta que muchos los consigue por medio de donaciones de personas que por años atesoraron colecciones musicales. Otros simplemente se los regalan o en su defecto se los dejan en consignación.

“Los discos nunca dejan de venderse. Puedo pasar todo un día sin vender un solo libro, pero por lo menos un vinilo sale. Tengo clientes que me compran discos porque sienten el mismo amor hacia la música que yo, pero también están las personas que los necesitan para hacer fiestas retro o para usarlos como un artículo decorativo en casas, bares o sitios comerciales”, dijo.

Personalidades

Don Armando recuerda que varios autores de los libros que vende se han acercado a la Plaza Baralt para saludarlo y felicitarlo por el trabajo que desempeña. Entre esas personas destaca Alexis Fernández, quien fue director de cultura de la Universidad del Zulia y escritor del libro La casa de la bahía.

El doctor Jesús Ángel Parra, director del Acervo del estado Zulia, ha sido otro de los académicos que se han acercado al puesto de don Armando para comprarle libros y conversar con él. En cuanto a músicos y cantantes, recuerda que el guitarrista Carlos Moreno, miembro de la extinta Gran Fogata, también lo visitó un día.

Foto: José López

“Aquí he recibido a muchos catedráticos y miembros de la academia zuliana, quienes me han manifestado su solidaridad y me felicitan por el oficio que tengo, de ser difusor de nuestra cultura y formas de arte. Carlos Moreno vino un día para ver los discos y hablar conmigo y los hermanos Colina también”, expresó.

Don Armando dice que venderá libros, revistas y discos en la Plaza Baralt “hasta que Dios se lo permita”, pues por ahora no siente cansancio alguno a pesar de estar próximo a cumplir 77 años de edad.

Durante una remodelación que hizo el Centro Rafael Urdaneta a los espacios de la Plaza Baralt, esta organización le cedió a don Armando y a los demás comerciantes de ese lugar un kiosko de metal que le sirve para asegurar su mercancía.

“Quisiera que la Plaza Baralt recuperara el esplendor que tenía otrora. Por aquí han caminado y han estado tantas personas por el significado que tiene este lugar para la ciudad en sí, para sus habitantes. Para mí, este sitio fue donde Maracaibo nació y comenzó a expandirse hasta llegar a ser una de las ciudades más importante de Venezuela”, acotó.

Foto: José López
Foto: José López

José Gregorio Flores

Fotos: José Antonio López

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