María Teresa Gertrudis de Jesús Carreño García (Caracas, 22 de diciembre de 1853-Nueva York, 12 de junio de 1917) fue una pianista, mezzosoprano y compositora venezolana. Ha sido calificada por varios expertos como la principal pianista de América Latina de los siglos xix y xx, así como una de las pianistas más importantes del mundo.
En 1917, poco antes de su muerte, prepara una gira por Sudamérica y antes de iniciar el recorrido sale para Cuba, donde, luego de un exitoso concierto con la Filarmónica de La Habana, sufre serios quebrantos de salud por lo que su médico le aconseja que cancele su compromiso artístico y retorne a Nueva York. Allí le diagnostican parálisis parcial del nervio óptico, que amenaza con extenderse al cerebro. Le prescriben un reposo absoluto y una dieta. Pero a pesar de haber tomado las precauciones pertinentes, Teresa Carreño fallece el 12 de junio de 1917 en su apartamento de la Residencia Della Robbia, en el 740 de la West End Avenue, en Manhattan, donde en 2003 se develó una placa conmemorativa en su nombre.
Durante el funeral, celebrado dos días después, Louis Kaufman Anspacher, por entonces decano de la Universidad de Columbia, pronunció un discurso en honor a la artista. Durante el sepelio fueron interpretadas obras de Fanny Mendelssohn tales como Mi Dios, acércate a él, Dios secará las lágrimas de mis ojos y ¡Oh!, descansa en Dios.
El ataúd fue llevado en andas por sus colegas Ignacy Jan Paderewski, Mischa Elman, Albert Spalding, Charles Steinway, Ernest Hutcheson, Walter Damrosch, Walter Rothwell, Josef Stránský y Franz Kneisel.4 Más tarde, sus restos fueron incinerados, de acuerdo a su última voluntad. Sus cenizas fueron llevadas a Venezuela en 1938 y desde el 9 de diciembre de 1977 reposan en el Panteón Nacional. Cuando sus cenizas llegaron al puerto de La Guaira en el vapor Santa Paula el Correo de Venezuela decidió emitir una estampilla en su honor, pasando a ser así la primera persona de sexo femenino en tener su imagen grabada en una estampilla venezolana.