El estado Trujillo se rindió a los pies de su hijo más ilustre, el recién canonizado San José Gregorio Hernández. Entre 7.000 y 8.000 peregrinos participaron en la emotiva caminata de 17 kilómetros desde Valera hasta Isnotú, su tierra natal, en una jornada donde la fe se demostró incansable porque la afluencia de devotos nunca cesó.
El peregrinaje arrancó a primera hora, con los más madrugadores partiendo desde municipios cercanos a las seis de la mañana. Si bien la multitud de Valera se unió poco después, el flujo de personas que se sumaba al recorrido a lo largo del día fue una imagen conmovedora.

Las personas nunca dejaron de llegar, ni siquiera en las horas de mayor sol. Al contrario, la carretera se mantuvo como un río humano constante, alimentado por la fe inquebrantable hacia el "Médico de los Pobres".
En este mar de devoción, destacaron los actos de sacrificio y amor, cientos de personas iban a pagar favores concedidos o a caminar para mantener su fe.

Ante el gran evento de la canonización, la noche anterior, en la ruta podía verse como feligreses caminaron descalzos, ofreciendo el sacrificio como gratitud. También padres y madres llevaron a
sus hijos, asegurando que el orgullo de tener un santo en casa se transmitiría a la siguiente generación.
Asimismo, miles acudieron a encender una velita en el Santuario, buscando la intercesión de su santo.
El Santo de todos

Desde el inicio de la caminata, la imagen hiperrealista de San José Gregorio Hernández, fue trasladada en hombros en medio de un solemne y simbólico relevo, que honró su vida de servicio sin distingos de clase:
- Médicos: fueron los primeros en cargar la imagen hiperrealista otorgando a través de este gesto un importante tributo a la profesión de José Gregorio Hernández.
- Maestros: los docentes también llevaron sobre los hombros al nuevo Santo, dando testimonio de su vocación de enseñanza y ayuda a los demás.
- Sociedad Civil: finalmente personas de la sociedad trujillana, desde organizaciones parroquiales, obreros y organizaciones eclesiásticas pudieron trasladar al santo en hombros duranta la gran caminata.

Hombres, mujeres, jóvenes y ancianos, por relevos se turnaban para sostener la efigie, sintiendo en sus manos el peso bendito del milagro de la santidad.
La Caminata culminó en el Santuario Divino Niño Jesús de Isnotú, donde los peregrinos se postraron ante la tierra sagrada. Posteriormente, se ofició la solemne Misa de Acción de Gracias, que marcó la primera celebración litúrgica en la tierra natal del Santo.

Presidida por Mons. Ramón Aponte y el Pbro. José Gregorio Escalona, Vicario General de la Diócesis de Trujillo, la Eucaristía fue un momento de gracia donde el júbilo se transformó en contemplación.
Con esta magna celebración, el pueblo de Trujillo reafirma su fe inquebrantable y el inmenso orgullo de haber entregado a la Iglesia universal a un hombre cuya vida fue un espejo de la caridad de Cristo.

La santidad ha llegado a Venezuela, y el perfume de la fe envuelve por siempre al pueblo de Isnotú.
Noticia Al Dia / Arelys Munda