Gaby Spanic, reconocida actriz internacional, fue recientemente objeto de comentarios despectivos por parte de un participante de un programa de entretenimiento, cuyo único argumento para minimizarla fue que es extranjera. Este tipo de actitud tiene un nombre: xenofobia.
Brasil es un país construido por inmigrantes que dejaron sus hogares y familias para perseguir un sueño. Solo en São Paulo, más de 350 mil inmigrantes contribuyen diariamente al desarrollo de la ciudad, trabajando y pagando impuestos, pero a pesar de su aporte, aún enfrentan prejuicios y actitudes discriminatorias.
“Gaby ama Brasil, ha estado aquí en múltiples ocasiones y jamás ha rechazado un trabajo que le permita acercarse a sus seguidores”, destacaron fuentes cercanas a la actriz.
Este incidente vuelve a poner en evidencia la necesidad de respeto, inclusión y diversidad, valores que fortalecen la convivencia y el desarrollo de cualquier sociedad. Los expertos recuerdan que minimizar a alguien por su nacionalidad no solo es injusto, sino que va en contra del espíritu de un país forjado por la migración y la diversidad cultural.
La polémica genera un debate mayor: ¿cuántos más inmigrantes tendrán que enfrentar desprecio por elegir Brasil como hogar y lugar para cumplir sus sueños? La respuesta, para muchos, debe ser clara: ninguno.