Buscar historias en lugares y personas del día a día y exponerlas, es una de las diferencias de Noticia al Día con otros medios. Santa Rosa de Agua no fue la excepción para nosotros, cuando el coordinador de prensa nos delegó, a mí y a mi compañera Jessica, visitar este poblado y encontrar las historias sobrenaturales que viven los pescadores que en ella habitan.
Como es de esperarse, no se equivocó, porque las historias que conseguimos allí merecían conocimiento público. De seguro, el coordinador, como periodista, intuía que de los pescadores se podía investigar impactantes testimonios, pero cuando llegamos al lugar se sumaron poco a poco otras realidades que también debían ser contadas.
Una bienvenida escarchada
Estacionamos a un costado de la plaza central de Santa Rosa. Recuerdo que no habíamos terminado de bajar del vehículo cuando ya teníamos a dos hombres afuera esperando que nos bajáramos. Tenían un aspecto de pescadores; bermudas, vieja franelilla, chanclas.
La primera impresión fue algo incómoda, porque los dos hombres preguntaban el porqué de nuestra visita. En ese momento, Jessica recordó que tuviéramos cuidado, porque en visitas anteriores habían robado a otros periodistas. Estábamos alertas ante cualquier inseguridad; hasta que uno de ellos dijo:
-¿Desean comer? A la orden, aquí tenemos pescado frito con ensalada…
Y de repente interrumpió uno de nuestros compañeros, José:
-No, hermano. Gracias. Somos periodistas, venimos a entrevistar a alguien que ya nos espera.
Apenas entendieron a qué íbamos se retiraron. Nosotros seguimos el camino. Pasamos por la plaza. Notamos los colores de las paredes escarchadas, así como cuando la pintura se ha caído y ya debe repasarse el color. Una plaza sola, al olvido, con envoltorios de basura y con la única presencia del sol.
Un camino en ruinas
Nos acercamos un poco más a la comunidad, específicamente al sector Los Palafitos. La zona más comercial donde están los asentamientos indígenas, casas de pescadores y restaurantes con vista al Lago.
Atravesamos un camino de tablones en ruinas. Cada paso que dábamos debía ser medido con anticipación, porque en ese camino apenas pisas sin mirar, sientes que te vas a caer. Y no caerás en tierra, o en agua clara… Caerás en basura o lama verde.
Un lugar turístico abandonado
“Santa Rosa de Agua es un lugar de mucha historia, cultura y gastronomía”, así se inician todos los reportajes que exaltan las maravillas de esta comunidad, pero sin hablar de los pocos turistas, visitantes y ambientalistas que la visitan. Sí. Hay mucho más qué decir de este lugar. Y es que el deterioro que en ella se ve, recordando cómo era antes, es completamente visible desde el primer vistazo que das al llegar al lugar.
La basura, los tablones semi puestos, la soledad de los restaurantes, la falta de mantenimiento a las áreas urbanas, se nota. Y aunque son muchas debilidades al encontrarnos con la inmensidad del Lago y su contraste con los palafitos (que apenas quedan), los pescadores con sus lanchas a lo lejos… Son realidades que atrapan y terminan de colocarte la piel de gallina.
¿Y los palafitos? La reliquia en media ciudad
Con más de 500 años de creación los palafitos se notaron muchos deteriorados, en situación de riesgo ante una inundación. Y no solo los palafitos, sino también las casas que están sobre las orillas de sedimento cerca de la costa. Las vigas que sostienen las casas marcan la altura máxima que registra el Lago con cada época de lluvia.
Una zona digna no solo por la riqueza histórica visual que se observa a simple vista, sino por el coraje que tienen los habitantes de vivir allí.
Pescadores
La labor de los pescadores es admirable, pero conocer sus historias se vuelve mucho más interesante. Son personas que con humildad salen a pescar todos los días sin la garantía de regresar a tierra con pesca o con vida. Conocer las duras situaciones a las que se enfrentan se vuelve un ejemplo de supervivencia que debe ser compartida con la sociedad.
Son hombres que, con resiliencia, deciden mantener las tradiciones familiares y comunitarias de Santa Rosa de Agua, incluso cuando su trabajo no es bien remunerado.
Santa Rosa de Agua se volvió una Venecia por descubrir, es una comunidad con potencial mucho más del que se ve, porque su belleza está en sus personas, en cada rincón abandonado que debe adecuarse de nuevo, para convertirse en un atractivo turístico sostenible como siempre ha tenido que ser.
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Sheylan Picón y Jessica Ruiz / Pasantes
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