Lunes 25 de agosto de 2025
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Simón Bolívar cuando no estaba en la batalla comía como un sifrino

El Libertador dejaba ver un lado más íntimo y selectivo a la hora de comer. Según el “Diario de Bucaramanga” del general francés Luis Perú de la Croix, Bolívar prefería preparar sus propias ensaladas, influenciado por su amante francesa Fanny de Villars.

Por Pasante1

Simón Bolívar cuando no estaba en la batalla comía como un sifrino
Foto: Cortesía.
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Simón Bolívar, el precursor de la independencia suramericana, no solo enfrentó ejércitos y conspiraciones, también vivió las privaciones del campo de batalla, donde la comida era escasa y la supervivencia establecía el menú. Sin embargo, lejos de la vorágine de la guerra, Bolívar revelaba un gusto refinado y exigente, especialmente durante su estancia en Bucaramanga en 1828, mientras esperaba los resultados de la Convención de Ocaña.

Durante las campañas militares, Bolívar comía lo que estuviera disponible, carne salada, galletas duras y en ocasiones, nada. La urgencia de la lucha no permitía lujos. En medio de marchas interminables, climas extremos y enfermedades, el Libertador se alimentaba como un soldado más, sin privilegios ni pretensiones. Su resistencia física y mental se caracterizaba por la austeridad.

Pero en Bucaramanga, mientras descansaba, la historia era diferente. Alojado en la casa que hoy es el Museo Casa de Bolívar, el Libertador dejaba ver un lado más íntimo y selectivo a la hora de comer. Según el “Diario de Bucaramanga” del general francés Luis Perú de la Croix, Bolívar prefería preparar sus propias ensaladas, influenciado por su amante francesa Fanny de Villars. Esta elección culinaria, ligera y sofisticada, contrastaba con la dieta local basada en carnes y tubérculos. Además, acompañaba sus comidas con vino, un gusto europeo que desentonaba con la rusticidad del entorno.

El diario también revela que Bolívar prefería descansar en hamacas, no en  tradicionales camas. Su predilección por los chinchorros era tal que incluso en momentos de descanso, buscaba la comodidad del vaivén tropical. Esta preferencia más común entre los pueblos indígenas y costeños muestra el aprecio del libertador por el descanso sencillo.

Estos detalles aparentemente menores, dibujan una figura más humana y compleja. Contra la imagen general Bolívar no era solo el estratega implacable ni el orador apasionado, también era un hombre con gustos finos que se dejaban influenciar por modas extranjeras.

Noticia al día/ Reyhans Quiroz

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