Justo como ocurre con la Caridad del Cobre (Oshún) o San Lázaro (Babalú Ayé), cada 4 de diciembre el sincretismo religioso alcanza su máxima expresión en Cuba. En esta fecha, la mártir católica Santa Bárbara se identifica en el panteón yoruba con Shangó, uno de los orishas más respetados de la Regla de Ocha.
El resultado es una celebración espectacular: tanto practicantes de la santería como devotos católicos suelen vestirse de rojo y blanco y prender velas a las representaciones de sus respectivos íconos, que muchos veneran como si fuese una misma deidad.

El Guerrero de la Capa Roja: Símbolos Compartidos
La conexión entre ambos íconos no es casual, sino que se construye a través de símbolos de poder y fuerza:
• Atributos de Poder: Mientras a Santa Bárbara se le representa con una espada, una copa y un castillo, a Shangó también se le relaciona con estos elementos, además del hacha petaloide, las maracas y los caballos, símbolos de fortaleza, bullicio y virilidad.
• Patrones Comunes: En las dos religiones, se les considera patrones de los artilleros.
• El Disfraz y el Color: Incluso en los patakíes (relatos yorubas), se cuenta que Shangó debió disfrazarse de mujer para huir de Oggún, el orisha de la guerra, vestido con una capa roja tal cual luce en las imágenes la mártir católica.

Rayos, Justicia y el Temor de Alafín de Oyó
Si a Shangó se le considera el "Dios del rayo", la santa también se le vincula con este tipo de fenómeno celestial. Esta coincidencia es la base del popular dicho: “solo te acuerdas de Santa Bárbara cuando truena”.
Muchos creyentes cubanos, conscientes del poder implacable del orisha, le atribuyen desastres naturales, incendios y siniestros recientes que han acaecido en la Isla por estar relacionados con el fuego o las tormentas eléctricas. Shangó no solo representa la belleza y la justicia, sino también es el dueño del tambor y amigo de los jolgorios interminables.

Los rituales del 4 de diciembre
No obstante la existencia de santeros que reniegan del sincretismo, una buena parte de los practicantes de la santería escogen este día del calendario para “dar comida” a Shangó, dedicarle altares y festines, o bien limpiarse con hierbas, frutas y animales.
Al también nombrado Alafín (Rey) de Oyó se le confieren tanto virtudes de curandero como los defectos de libertino, machista y colérico. Sus ofrendas son una combinación ceremonial de sacrificios de animales (carneros, gallos y palomas) y comidas específicas:
• Alimentos: Se le agasaja con racimos de plátano, calabazas y platos como el cordero asado marinado en naranja agria, orégano y ajo.
• El Sabor: La preparación culinaria debe ser agridulce, utilizando a veces azúcar morena.
• Los Colores: El rojo y el blanco dominan la celebración. El rojo representa su pasión, espíritu guerrero y fuego, mientras que el blanco simboliza su pureza y justicia, buscando un equilibrio perfecto en sus collares y vestimenta.
Hannabelle Urdaneta
Noticia al Día