La vida de Carmen Rendiles es un ejemplo de fe, dedicación y amor al prójimo que trascendió las limitaciones físicas y las adversidades de su tiempo. Nacida en Caracas el 11 de agosto de 1903, fue la tercera de nueve hermanos en una familia devota y muy católica, desde temprana edad mostró sensibilidad hacia los demás a pesar de nacer sin su brazo izquierdo.
A los 15 años, Carmen expresó su deseo de consagrarse a la vida religiosa y en 1927 ingresó a la Congregación de las Siervas de Jesús del Santísimo Sacramento, una orden francesa recién llegada a Venezuela. Con una vocación marcada por la educación y el fortalecimiento espiritual, en 1947 fue nombrada Superiora de la Casa Madre en Venezuela, donde expandió la labor educativa y pastoral de la congregación.
Bajo su dirección, se fundaron colegios como Betania, Santa Ana, Belén y Nuestra Señora del Rosario, con la misión de ofrecer una educación integral basada en valores cristianos. Además, estableció la Congregación Siervas de Jesús en Caracas, dedicada no solo a la educación, sino también a la confección de ornamentos para iglesias y utensilios religiosos, destacando por su vida humilde y su habilidad para construir mobiliario para la orden.
Tras su fallecimiento en 1977, la fama de Carmen se extendió y en 1995 se inició el proceso de beatificación. En 2003, se registró un milagro que llevaría a su beatificación, cuando una cirujana experimentó una curación inexplicable tras orar en presencia de un cuadro de Carmen Rendiles. Este evento fue reconocido por la Iglesia como un hecho milagroso, que se sumó a otras curaciones atribuidas a su intercesión.
El papa Francisco aprobó el decreto del milagro por el que se canonizó a la beata, Carmen Elena Rendiles, declarada la santa, fue una «curación milagrosa» de una mujer a la que en 2015 le fue diagnosticada hidrocefalia triventricular idiopática.
Finalmente, el 16 de junio de 2018, Carmen Rendiles fue beatificada en un evento masivo en el Estadio Universitario de Caracas, honrando su legado de fe, amor y servicio a Dios y a los demás. Su vida es un testimonio de perseverancia, bondad y entrega, que continúa inspirando a quienes buscan en ella un ejemplo de fe inquebrantable y amor al prójimo.
Texto: Bleidys Sanchez /Pasante.
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