En días pasados, durante una conversación informal, espontáneamente surgida a partir de mis manifestaciones de respeto y admiración por sus logros, Jesús Lombardi Boscán me comentó que ha concebido un nuevo programa: la expansión del Centro Integral Cultural Teatro Baralt de Maracaibo.
Y como todos sus planes, este responde ciertamente a la concepción total de los contenidos en su plan estratégico. Es un paso más hacia su objetivo final. Se propone esta vez (de hecho ya lo ha comenzado con danza clásica, aquí entre nos) la creación de Centros de Formación en todas las especialidades relacionadas con la industria del espectáculo.
El funcionamiento pedagógico lo tendría garantizado con el personal de las 21 agrupaciones residentes que ya operan tras bambalinas. Solo enfrenta un inconveniente: carece de espacios físicos para el desarrollo de unas actividades que requieren prácticas cotidianas.
Y como Lombardi no suele quedarse en el aparato, propone una solución no solo viable sino hasta beneficiosa para la vida del casco urbano central. Él piensa que podría rescatar y habilitar tres edificaciones, altamente icónicas como el mismo Baralt, para crear las sedes de los centros de formación.
Y seguidamente sintió como posibles espacios el Retén de Bella Vista, el templo de San Felipe y un edificio de la Plaza Baralt, preferiblemente la Botica Nueva. En su condición de arquitecto, estaría en actitud de respeto total a la riqueza arquitectónica de los mismos y como empresario se comprometería a gestionar sin apoyo oficial el financiamiento de su recuperación.
En la investigación realizada hasta el momento, el retén y el templo de San Felipe están bajo custodia del gobierno central y los edificios de la Plaza Baralt son de propiedad privada.
Convencido de que esta ocupación beneficiaria en alto grado el casco central de Maracaibo, Lombardi se apresta a hacer las respectivas solicitudes. Le creemos todo y seguimos aplaudiéndolo. En Maracaibo, siempre.
Alexis Blanco
Foto: Prensa Teatro Baralt