Miércoles 04 de diciembre de 2024
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Maraca, pueblo de agua: entre el arraigo y el desamparo

El tiempo se mueve con lentitud en Maraca. La faena de pesca marca la cotidianidad de esta isla zuliana. Las…

Maraca, pueblo de agua: entre el arraigo y el desamparo
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El tiempo se mueve con lentitud en Maraca. La faena de pesca marca la cotidianidad de esta isla zuliana. Las mujeres del pueblo, en su mayoría, se encargan de los oficios del hogar; mientras los esposos e hijos mayores salen en sus cayucos a buscar el sustento.

Cuando las redes regresan vacías por temporadas, los hombres se van a trabajar en otros municipios del estado, como La Cañada de Urdaneta, para proveer a sus familias. Si la naturaleza se muestra favorable, las familias se sostienen de las especies que el Lago sigue proveyendo: camarones, cachamas, bocachicos.

Maraca pueblo

Los ancianos de Maraca, atendiendo a la enseñanza de sus ancestros añú, respetan los mensajes que traen las mareas, el viento, la luna. No en vano el nombre de la etnia se traduce como ‘pueblo del agua’.

Hambre y enfermedad

Procurar los alimentos y sortear las enfermedades, es una realidad para este pueblo paraujano. Los enfermos son trasladados a Isla de Toas y, en casos de gravedad, son remitidos a El Moján o Maracaibo.

Un niño fue mordido en el rostro por un perro. Su madre tuvo que esperar casi 24 horas para llevarlo al médico, ante la falta de dinero y gasolina, para movilizarse hasta un centro de salud. Son situaciones que se viven en Maraca.

Poco antes de subir a una lancha rumbo a El Moján, nos dejó su testimonio. “Aquí hay niños que se acuestan sin comer, uno de mis hijos se desmayó… hay mucha necesidad; ahorita que no hay camarón, la gente se va a pescar a San Carlos, a La Cañada…”.

Maraca pueblo

La asistencia social llega, de vez en cuando, por medio de entes oficiales y organizaciones no gubernamentales.

Las fundaciones Por la Nueva Venezuela y La Mirada de Andrés, son parte de las agrupaciones que han brindado recientemente atención médica y alimentos a la comunidad. Un pequeño aporte en medio de un mar de necesidades. Enfermedades cutáneas, respiratorias y desnutrición, están presentes en la población infantil.

Maraca: un pueblo que cuida sus tradiciones

En el día a día, 127 niños (de los 427 que viven en la isla), van a la escuela. El nombre Unidad Educativa Nacional Palafítica Isla de Maraca, identifica la construcción levantada sobre las aguas para que la muchachada de este pequeño rincón del municipio insular Padilla, reciba su formación.  Cuando culminan la educación primaria, prosiguen el bachillerato en Isla de Toas.

                                                                                

Maraca pueblo

Un maestro especialista en educación intercultural bilingüe y los adultos mayores son los responsables de mantener viva la lengua añú entre los más jóvenes. Si bien ya casi nadie habla el idioma con fluidez, todos conocen, en mayor o menor medida, las palabras de uso corriente.

Ángela Morán, directora de la escuela de Maraca, señala que el mangle es un recurso muy valorado en la isla. “Ante la falta de gas, los hacheros van al mangle y traen la leña necesaria para cocinar. Con el mangle rojo también construimos las casas, los palafitos”.

“Los manglares, según Naciones Unidas, son ecosistemas costeros, típicos de las zonas tropicales y subtropicales, que presentan una gran riqueza de biodiversidad”, señala el portal de la Fundación Aquae.

Maraca pueblo

Este es el entorno vegetal predominante en Maraca y las islas vecinas. Cortar el mangle, para aprovecharlo en los quehaceres, también tiene su tiempo y pautas.

“Al paso de la luna no se puede cortar el mangle y también es malo para la pesca, porque no se agarra camarón y se va el pescado. Eso lo han enseñado los mayores y todavía hoy lo aplicamos”, cuenta Ángela Morán.

Foto: Fanny Reyes

Los mayores mantienen el orgullo de haber nacido en Maraca

La gente de Maraca es longeva. “Algunos abuelitos han muerto de 110 años; ahorita, el mayor de la isla tiene 98”, refiere la docente. Las distracciones son pocas: hay un espacio deportivo venido a menos; los lugareños también practican las bolas criollas.

La fe cristiana es parte de la cultura local. Hay tres iglesias protestantes: una adventista y dos evangélicas.

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Zulay Morales es nativa de Maraca y asiste a la iglesia Estrella de la Mañana, una congregación de 40 miembros, dirigida por el pastor Abraham Morales.

Esta dama de 65 años destaca por su energía, buen ánimo y el orgullo por la tierra que la vio nacer. Es el mismo sentir que comparte con su extensa familia. “Tengo nueve hijos, cinco varones y cuatro hembras; tengo 23 nietos”, nos cuenta.

Para ella es motivo de tranquilidad verlos crecer y luchar en Maraca. “Aquí nací y le doy gracias a Dios; todos nos conocemos…. Aquí no hay vandalismo, ni asesinatos, como en la ciudad”.

Es consciente de las carencias que enfrentan, pero prefiere ver las ventajas que existen por encima de la adversidad.

“No tenemos ambulatorio, agua y faltan fuentes de trabajo, pero nuestros hijos están seguros. Dios nos sustenta. El peligro es el agua, que si la marea está llena, que lo ‘manque’ un bagre o lo pique una raya, que los más pequeños no se tiren al agua y se ahoguen. Esos son los peligros”.

Maraca pueblo
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F Reyes

Fotos / Video: F Reyes

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