Resulta paradójico que siendo la tanatología una profesión de poco riesgo, no son muchos los que se dedican a ella por miedo. Son prácticas que se realizan sobre un cadáver, aplicando métodos tanto para su higienización, conservación, embalsamamiento, restauración, reconstrucción y cuidado estético del cuerpo, como para el soporte de su presentación en el velorio
¡Fíjate chico, quedó igualito!. ¡Parece que se estuviera riendo!. Son muchos los comentarios que familiares y amigos hacen al momento de estar frente al ataúd del ser querido que despiden por última vez y acuden al velorio que le organizan los familiares con un servicio que prestan las funerarias hoy en día.
El aspecto de su deudo tiene que ver en su totalidad con el trabajo que realizan estos profesionales
Lo que muchas veces impresiona a los amigos tiene que ver con un maquillaje que se realiza cuidadosamente para mejorar la apariencia y disimular cualquier signo de deterioro que tenga el cadáver,
utilizando técnicas especiales para asegurar que el cuerpo mantenga una apariencia natural al colocarlo en la sala velatoria.
Esto puede incluir desde limpiarlo, peinarlo, maquillarlo, afeitarlo de ser necesario, vestirlo con la ropa que desea el familiar que luzca, hasta poner almohadas bajo la ropa o la cabeza para una presentación más cómoda.
La preparación del cuerpo de un fallecido para un velatorio es un proceso importante y delicado que debe llevarse a cabo con cuidado y profesionalismo. Es costumbre vestirlo con la ropa elegida por la familia, bien sea un atuendo formal, o uno que refleje la personalidad o gustos del difunto. Se coloca el cuerpo en un ataúd o una urna, dependiendo si se opta por el entierro o la cremación.
Los llamados tanatólogos son los responsables de “preservar” por unas horas extras, el cuerpo de las personas que han fallecido y hacer de ellas una despedida digna, según lo consideró a Noticia al Día, Melchor Acosta, el técnico de la funeraria El Carmen en Maracaibo.
Con el desarrollo de la ciencia y la tecnología, el proceso de preparación ha experimentado grandes avances. Hoy en día se utilizan productos químicos especiales, como el formaldehído y otros conservantes, para reemplazar los líquidos del cuerpo y prevenir la descomposición.
El embalsamamiento es un proceso funerario que se lleva a cabo mediante una serie de etapas específicas.
Lo primero que hay que hacer es lavar y limpiar minuciosamente el cuerpo del fallecido para eliminar cualquier suciedad o fluidos corporales.
Se realiza una incisión en una arteria principal, generalmente en el cuello o la pierna y se inserta una cánula que se conecta a una máquina de bombeo.
La máquina succiona los fluidos y los reemplaza con una solución química llamada fluido de embalsamamiento. Este procedimiento se lleva a cabo en las llamadas medicaturas forenses.
En las salas de patología de las funerarias se lleva a cabo la etapa de reconstrucción y restauración de la apariencia natural del fallecido.
Se realizan trabajos de mejoramiento facial de ser necesario, arreglo del cabello, aplicación de cosméticos. Una vez que el cuerpo ha sido restaurado y arreglado, se prepara para la exhibición durante el velatorio.
De 20 a 60 dólares para una buena apariencia
El tanatólogo Mechor Acosta contó a Noticia al Día que hay que nacer con el sentimiento de esta profesión que no son muchos los que se dedican a ello. Hay que realizar un curso que es de tres meses en adelante para perder el miedo, el temor y desenvolverse bien en la sala de patología de la funeraria.
El costo del trabajo que se realiza para que el cadáver tenga la mejor apariencia en las últimas horas que estará frente a familiares y amigos dentro del ataúd va desde los $ 20 hasta $ 60 según el tiempo que permanezca en la sala, la preparación especial y las exigencias de los familiares.
Vocación y conocimientos
El gerente general de la Funeraria El Carmen, Ender Acosta, quien tiene 22 años en esta profesión, consideró que para ser tanatólogo es necesario tener vocación y conocimientos que se adquieren a través de cursos que se dictan fuera del país como en Colombia.
Señala que el único miedo que siente en la actualidad es cuando no hay trabajo, es decir, cuando no tiene clientes que solicitan su servicio. Para cumplir con ello se debe tener mucha compresión para atender a los familiares con sus exigencias y ofrecer el mejor aspecto del fallecido en ese momento de dolor.
"No es fácil esta profesión" dijeron casi a coro Ender y Melchor Acosta, porque "hay que darle servicio a alguien como si estuviera vivo y cuando se nos muere un familiar no le prestamos esa atención porque es muy difícil hacerlo, tal como me ocurrió cuando murió mi hija de 4 años" recordó Acosta con sus ojos llorosos.
Noticia al Día