Viernes 20 de septiembre de 2024
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Lleva 20 años sin usar zapatos y se ha vuelto resistente a todo lo que pisa

Joseph DeRuvo, un fotógrafo y profesor de pilates en Connecticut, ha caminado durante dos décadas sin utilizar zapatos y sin…

Lleva 20 años sin usar zapatos y se ha vuelto resistente a todo lo que pisa
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Joseph DeRuvo, un fotógrafo y profesor de pilates en Connecticut, ha caminado durante dos décadas sin utilizar zapatos y sin atender burla alguna de los transeúntes, ni pararle al frío ni al calor.

Cuando tenía 39 años, DeRuvo tomó la decisión de no usar más zapatos, ya que padece de bursitis, una enfermedad que produce inflamación y dolor en los tejidos musculares y partes óseas como rodillas, codos y pies en su caso.

La enfermedad le ha formado una especie de juanetes por los costados y los dedos gordos de sus pies, y
a pesar de que estas malformaciones pueden ser operables, debido a una alergia al metal, el hombre tuvo que descartar la idea de una cirugía, y optó por dejar los zapatos, según le contó a The New Yok Times.

Aquella resolución ha despertado la curiosidad de quienes se encuentra cuando sale de su casa y lo ha hecho objeto de discriminación en lugares que le restringen el ingreso cuando le ven los pies.

DERuvo contó que en una ocasión entró a comprar a un supermercado y el gerente le solicitó que se retirara al ver que no tenía zapatos. “Más personas se rompen el cuello con tacones altos que con los pies descalzos “, le respondió DeRuvo al supervisor que lo detuvo.

El estadounidense ha acostumbrado a su cuerpo a andar sin zapatos, de tal manera que parece que sus pies se han vuelto resistentes. “La mayoría de la gente piensa que mis pies son de gente enferma, pero no saben que con el tiempo se han fortalecido. Aprendí que partes de nuestro cuerpo pueden volverse sorprendentemente fuertes, e incluso mi médico dice que mis tobillos son más fuertes que el promedio”, afirmó.


Finalmente, la filosofía de vida adoptada por el fotógrafo le permite mantenerse alrededor de su casa con su esposa y asistir a los lugares donde no lo hagan sentir diferente por caminar con sus pies a la intemperie.

“Caminar por los jardines es fácil, hacerlo entre personas es lo complicado“, considera DeRuvo.

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