El guitarrista más grande de la historia del rock nació el 27 de noviembre de 1942. Su leyenda se extiende hasta el presente, por la influencia de su estilo y el sonido que patentó. Fue único, extraordinario e inimitable y como tal, se lo recuerda aquí
Este 27 de noviembre, Jimi Hendrix, considerado por la crítica internacional como el guitarrista empírico más trascendental de la historia de la música, estuviese cumpliendo 82 años. Jimi desarrollo un estilo único e inigualable que lo posicionó entre los más grandes de su época, dejando como legado cientos de canciones de su propia autoría que siguen siendo fuente de inspiración para las nuevas generaciones.
Johnny Allen Hendrix –o James Marshall Hendrix, como lo rebautizaron sus padres a los 4 años– nació el 27 de noviembre de 1942 en la ciudad de Seattle, al noroeste de los Estados Unidos, en medio de una sociedad racialmente segregada. Su madre, Lucille Jeter, transitaba la adolescencia cuando quedó embarazada de él.
Su padre, James Allen Hendrix, fue llamado al ejército tres días después de casarse con ella. A su hijo lo conoció recién cuando tenía 3 años. El matrimonio de sus padres era inestable producto del alcohol y la violencia doméstica, pero también de la pobreza. Cuando finalmente se divorciaron, Al, como lo llamaba todo el mundo, se quedó con la custodia de Jimi y de su hermano menor Leon, mientras que a sus otros tres hijos los dieron en adopción. Lucille murió de cirrosis cuando su hijo mayor era un adolescente.
Como muchos jóvenes de mitad de los ‘50, Hendrix se interesó por el rock and roll, en especial por el sonido de Little Richard, Chuck Berry y Elvis Presley, pero también del guitarrista Duane Eddy, pionero del surf rock. La primera guitarra que adquirió fue una acústica con una sola cuerda.
Paseaba con ella en la espalda y se sentía Johnny Guitar, el personaje de la película homónima interpretado por Sterling Hayden y dirigida por Nicholas Ray. Desde ese momento, nunca más se lo vio sin el instrumento, salvo en aquellos momentos en los que se la robaban o la dejaba olvidada en algún lugar. De todas formas, siempre se las ingenió para recuperarla, en general gracias a la ayuda de amigos, compañeros de grupo y novias o amantes.
Jimi dedicó su vida a ella, a perfeccionarse, a descubrir sus secretos y a llevarla a límites insospechados. Su forma de tocar, incluso en sus comienzos, cuando todavía era tosca y sin identidad propia, era salvaje y pomposa, un estilo que en la comunidad afroamericana de los Estados Unidos –adepta al jazz, al soul y al rhythm and blues– generaba rechazo.
De hecho, en su primera actuación en vivo propiamente dicha, que fue con un grupo sin nombre en una sinagoga, fue echado por sus compañeros en el interludio por presumir durante el solo. En general, no duraba demasiado en esos proyectos porque llamaba mucho la atención sobre el escenario y en ocasiones no seguía las directivas musicales sino que quería imponer su propio estilo.
Quien finalmente descubrió su talento fue Bryan “Chas” Chandler, el bajista de The Animals, que aspiraba a abandonar el grupo inglés para dedicarse al manejo de artistas. Fruto de la casualidad, ambos músicos estaban obsesionados con la versión de Tim Rose de “Hey Joe”. El inglés sabía que si encontraba la versión adecuada se convertiría en un éxito, pero no imaginó que la hallaría en un sótano de Manhattan a manos de un virtuoso guitarrista de color. Jimi le había dado el toque de rock que necesitaba para ser un hit.
Noticia al Día / Infobae