Martes 13 de mayo de 2025
Al Dia

"Garbo", el doble agente que engañó a Hitler y fue clave en el éxito del desembarco en Normandía: Vivió en Lagunillas donde conoció al amor de su vida y montó una librería

Montó una librería y no le creían que fue espía

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Desde las salas de estrategia de la Segunda Guerra Mundial hasta los tranquilos rincones de Lagunillas, Costa Oriental del Lago, la historia de Joan Pujol García parece sacada de una novela de espionaje. Conocido como "Garbo", fue el artífice de una de las mayores operaciones de desinformación de la historia, ayudando a que el Día D se ejecutara con éxito. Sin embargo, pocos imaginarían que este hombre que manipuló la guerra entre bastidores terminaría viviendo bajo el inclemente calor zuliano, en la Costa Oriental del Lago, donde pasó más de una década como un vecino más del municipio Lagunillas.

"Garbo" nació en Barcelona, España, en 1912, Pujol creció con una fuerte aversión al totalitarismo, tanto nazi como soviético. En los albores de la Segunda Guerra Mundial, decidió que debía contribuir a la derrota del régimen de Hitler. Primero intentó colaborar con los británicos, pero fue rechazado. Sin rendirse, ofreció sus servicios a la inteligencia alemana con la intención de convertirse en un doble agente.

Desde Lisboa, fingiendo estar en Gran Bretaña, Pujol se convirtió en la fuente más confiable de información para la inteligencia nazi. Fabricó informes detallados con datos que obtenía de periódicos y noticias del cine, creando una ficticia red de espías que jamás existió. Con ello, convenció a Hitler de que la invasión aliada se daría en Calais y no en Normandía, retrasando la respuesta alemana y permitiendo el éxito del desembarco.

La habilidad de Pujol para mantener la credibilidad entre sus enemigos y aliados le otorgó una distinción única: recibió condecoraciones de ambos bandos, la Cruz de Hierro de Alemania y la Orden del Imperio Británico de Reino Unido en el mismo año, 1944.

De los secretos de guerra a los regalos en Lagunillas

Reseña el medio histórico Maracaibo Vos que tras finalizar la guerra, Pujol temía represalias por parte de los nazis sobrevivientes. Con ayuda del MI5, fingió su muerte en Angola y desapareció por años. Eventualmente, eligió Venezuela como su refugio y llegó a establecerse en Lagunillas, donde vivió por más de una década.

Lejos de los juegos de espionaje, en la Costa Oriental del Lago, Pujol llevó una vida tranquila. Administró La Casa del Regalo, un comercio de papelería y útiles escolares. Sus vecinos lo conocían como un hombre amable, siempre cordial, sin imaginar que había sido uno de los artífices de una de las mayores operaciones de inteligencia de la historia.

Una vecina que lo atendía médicamente años después comentó con asombro: "¡Cómo iba a saber yo que le inyectaba el trasero al espía más famoso del mundo!".

Según Maracaibo Vos, en Lagunillas también conoció al amor de su vida, Carmen Cilia, con quien formó una familia. Aunque nunca reveló abiertamente su pasado, en ocasiones comentaba que había sido espía, pero sus palabras se tomaban como una broma.

El último sueño de Choroní

A pesar de haber encontrado refugio en la Costa Oriental del Lago, Pujol soñaba con retirarse a las orillas de Choroní, un lugar que lo cautivaba con su belleza y tranquilidad. Sin embargo, el destino tenía otros planes y la muerte lo sorprendió en Caracas en 1988.

Si bien no pudo disfrutar de su retiro en vida, su deseo de descansar en Choroní sí se cumplió. Hoy sus restos reposan en la costa venezolana que tanto anheló, cerrando el capítulo de un hombre que con astucia y engaño cambió el rumbo de la historia sin disparar una sola bala.

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Fotos: Agencias

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