La Capilla Sixtina, la gran joya del Vaticano que alberga los frescos más célebres de Miguel Ángel y también los de Pietro Perugino, Sandro Botticelli y Domenico Ghirlandaio, se prepara para acoger un evento trascendental.
A partir del próximo 7 de mayo, este majestuoso escenario dejará de recibir a miles de turistas para convertirse en la sede del cónclave, el rito solemne y reservado de la Iglesia católica que tendrá la misión de elegir al nuevo papa tras el fallecimiento de Francisco el pasado 21 de abril a los 88 años. Permanece cerrada desde el pasado lunes como preparativo para este evento.
Testigo de todas las elecciones papales desde 1492, con solo cinco excepciones, el recinto se prepara nuevamente para otra histórica decisión: la de los 133 cardenales electores que, reunidos a puerta cerrada la próxima semana, procederán a la elección del sustituto de Francisco y nuevo obispo de Roma. La decisión de celebrar el cónclave en la Capilla Sixtina fue reafirmada durante el pontificado de Juan Pablo II.
La Capilla Sixtina debe su nombre al papa Sixto IV, quien ordenó su construcción entre 1475 y 1483. En el interior de la capilla, que mide 40 metros de largo, 13 de ancho y 21 de alto, se disponen dos filas de mesas a cada lado, colocadas en paralelo para los cardenales electores.
La elección del nuevo pontífice tendrá lugar bajo la imponente mirada del "Juicio Final", la obra maestra de Miguel Ángel que cubre la pared del altar y preside el espacio donde se colocará la urna de votación y el atril con el Evangelio.
Sobre este atril, los cardenales prestarán juramento al inicio del cónclave. Miguel Ángel completó los frescos del techo entre 1508 y 1512, y más de 20 años después, regresó a la Sixtina para pintar el "Juicio Final" en la pared detrás del altar, obra que fue develada en 1541 y que presidirá el cónclave.
Cómo se prepara la Capilla Sixtina para el Cónclave que elegirá al sucesor del papa Francisco
El cierre de la Capilla Sixtina implica una serie de trabajos logísticos clave. El más emblemático es la instalación de la chimenea desde la cual se emitirá el humo que informará al mundo sobre el resultado de las votaciones.
El humo negro indicará que no se alcanzó el consenso necesario de dos tercios, mientras que el humo blanco señalará que un nuevo papa ha sido elegido. Durante el cónclave, los cardenales estarán sujetos a un estricto aislamiento.
Noticia al Día/vatican News