Cada día, la naturaleza nos regala un lienzo efímero: el atardecer, en Costas de Punto Fijo, estado Falcón, la luz se desvanece, el sol o Rey Astro como quieras llamarlo, se transforma en una esfera de tonos cálidos y las nubes se convierten en esculturas pasajeras.
Es un momento mágico, un instante en el que el tiempo parece detenerse y la humanidad se encuentra consigo misma, con sus pensamientos y emociones más profundas.

Un espectáculo diario de introspección
Sé que todos hemos presenciado este espectáculo, pero ¿Cuántos de nosotros nos detenemos realmente a contemplarlo? El atardecer es un momento de profunda introspección, un instante en el que nuestros pensamientos se liberan y anhelamos que el sol se quede suspendido en el horizonte, permitiéndonos conectar con los sentimientos más profundos de nuestro corazón. Es un momento para reflexionar sobre el amor, la ausencia y la vida.

Valorando los instantes compartidos
Desde la costa de Punto Fijo, la contemplación de este espectáculo adquiere una dimensión especial. La inmensidad del mar se fusiona con el cielo en una explosión de colores que invitan a la reflexión. Es el momento perfecto para recordar a aquellos que amamos, para valorar los instantes compartidos y para expresar nuestro amor y gratitud.
La vista de este paisaje nos recuerda que la vida es efímera y que debemos aprovechar cada momento. La ausencia de un ser querido puede dejar un vacío inmenso, un arrepentimiento por no haber expresado lo que realmente importaba. Por eso, es vital no dejar pasar la oportunidad de decirles a nuestros seres queridos cuánto los amamos y valoramos.
Un lienzo siempre nuevo
El sol se oculta lentamente en el horizonte, cediendo el paso a la misteriosa luna. Y así, el ciclo se repite, día tras día, en una danza eterna de luz y oscuridad. Como dijo la escritora estadounidense Alice B. Toklas: "En el amanecer la sensación es que el sol sale lentamente, pero en el atardecer, en cambio, parece que suceda todo lo contrario".
Cada atardecer es único, irrepetible. Día a día, el cielo nos ofrece un espectáculo diferente, una paleta de colores que varía según la hora, el lugar y las condiciones atmosféricas. En esta ocasión, la playa de Falcón fue testigo de un despliegue de tonalidades mágicas y soñadoras.
"Los Cielos que Miguel Ángel Pintó"
En las imágenes capturadas, se puede apreciar la majestuosidad del cielo, la intensidad del sol y la serenidad del mar. Cada fotografía transmite una sensación diferente: paz, frescura, amor, magia. Son cielos que parecen pintados por el mismísimo Miguel Ángel, obras de arte efímeras que nos conectan con la inmensidad del universo y la belleza de nuestro planeta.
En cada atardecer, encontramos una invitación a vivir plenamente, a recordar lo que realmente importa y a celebrar la belleza de estar vivos.

Texto y fotos: Hannabelle Urdaneta/ @SimplementeHanna