Esta entrevista especial con el arquitecto Jesús Lombardi Boscán ha de comenzar con una cita del laureado cineasta alemán, Werner Herzog: “El director en mis películas siempre encuentra un rincón donde pararse o una caja de metal para sentarse”.

Desde que asumió la dirección general del Teatro Baralt, Jesús Lombardi Boscán ha desplegado sus cualidades como lo que, sin lugar a dudas, él mismo es: un artista contemporáneo, cuya principal performance constituye la reivindicación integral, no sólo de una edificación histórica y cultural, sino de su compleja red de funciones integrales.
Al llegar al Teatro Baralt, luego de desempeñarse como presidente de la Cámara de Comercio de Maracaibo y de cumplir otras funciones vinculadas con los términos recreativos y culturales de la ciudad, la institución le planteó un complejo espectro de enigmas, misterios e incertidumbres que, lejos de arredrarlo, instigaron su innata condición de estratega creativo. Tales retos constituyen el asunto clave de esta entrevista: develar al CEO cultural mas importante de este tiempo.

Toda buena pieza de artes escénicas ha de tener un comienzo espectacular. El ciudadano común ya percibe los efectos de la gestión de Jesús Lombardi Boscán como Director Ejecutivo del Teatro Baralt: eventos a sala llena y con entradas a precios muy solidarios; 21 compañías residentes ejerciendo doble rol, tanto artístico en sí, como de proactiva formación de nuevos valores de relevo generacional; un personal cada vez más especializado en la atención y el servicio a los usuarios; una creciente vinculación con los diferentes sectores de la vida pública cultural, en los diferentes niveles, internacional, nacional, regional y municipal (el “Baralt Cívico”, lo hemos denominado), además de la configuración de novedosos programas y proyectos de interacción con la gente que antes soslayaba la presencia de este baluarte histórico, cultural y artístico.
Hoy queremos contar esta historia de contemporaneidad gerencial creativa y eficaz. Como el mago Heisenheim, Jesús Lombardi Boscán (“Mito”, le dicen sus íntimos y allegados) intentará sacar los conejos de su sombrero de copa para mostrar cuáles han sido sus artificios para transformar este Teatro, liberándolo de los yugos y cepos que anulan a la mayoría de las instituciones culturales de carácter público. Manteniendo un profundo respeto por el organigrama que prevé al Teatro como un ente tutelado por la Universidad del Zulia y regido por un consejo directivo superior donde aparecen representadas todas y cada una de las instancias públicas y privadas comprometidas con el buen funcionamiento del TB. Sus principios: ética profesional, misión clara y propósitos bien definidos a través de un plan trazado con visión precisa del tiempo recobrado y mejor reinvertido.

Un espectro de producción artística y cultural, en cuyo organigrama aparecen casi todas las disciplinas y manifestaciones estéticas que encuentran albergue institucional dentro del Proyecto Lombardi y las compañías que lo fundamentan: Baralt Teatro; Baralt Teatro II; Club del Teatro; Baralt Teatro Clásico; Danza Baralt; Canto Baralt; Ballet Juvenil Teresa Carreño; Ballet Baralt; Títeres Baralt; Gaita Baralt; Folklore Baralt; Baralt Urbano; Baralt Flamenco; Coro Baralt; Jazz Baralt; Ediciones Baralt (en proceso); Moda y Belleza Baralt; Rock Baralt; Baralt Ancestral; Circo Aéreo Baralt; Circo Baralt y Afro Baralt.
Según la ortodoxia tratante del tema, el Chief Executive Officer, CEO, alude al director general, o consejero delegado, al presidente ejecutivo o gerente general de un sistema de producción de bienes y servicios, en este caso, culturales. También queda claro que la mentalidad de CEO se define por cualidades y acciones distintivas, como el pensamiento visionario, la capacidad de tomar decisiones firmes, la fortaleza ante los desafíos, la comprensión de los sentimientos de los demás y el compromiso de aprender constantemente.

Hablamos aquí de un profesional centrado en las personas. Un ciudadano que trabaja en equipo y gestiona diferentes grupos de personas relacionadas con la empresa. Que sabe tratar con diversas partes interesadas, internas y externas. Que se reúne con funcionarios gubernamentales y representantes del sector. Elli requiere de excelentes habilidades de comunicación, colaboración, negociación y liderazgo. Gestionará a personas mayores y con más habilidades. Tratará con personas que dudan de su competencia. Desarrollará habilidades de negociación y persuasión, conocerá sus fundamentos y liderizará reuniones donde reafirmará su autoridad. Un líder todoterreno.
Hacia una industria cultural
El primer aspecto abordado por Lombardi tiene que ver con la profunda crisis que, en el año 2018, propició un virtual cierre Técnico del Teatro.
En aquel entonces -analizaba el riguroso creador-, se confrontaba una difícil situación, devenida de una crisis de gobernabilidad, donde quizás la parte más afectada, era la del presupuesto.
Por otro lado, existía un esquema de trabajo en el seno del Teatro, donde los respectivos presidentes de la Fundación Teatro Baralt, de alguna manera anulaban el trabajo de la Dirección Ejecutiva. Lo cual, subrayaba, también se extendía desde las determinaciones del Consejo Directivo. Hubo necesidad entonces de darle preminencia al rol del Director, de manera tal que fuese éste, quien se encargara directamente de toda la operación concerniente al funcionamiento en sí del Teatro Baralt como tal.
Por otro lado -escribía mientras exponía- existía una profunda crisis en materia de recursos humanos, dado que en su mayoría el personal era exclusivamente conformado por empleados de la Universidad del Zulia.
Allí comenzó la primera fase: crear un nuevo modelo, ajustar una nueva nómina que coincidiese en sus funciones y en sus responsabilidades con los objetivos específicos de la operación.
Actualmente, el 100% del personal del Teatro Baralt está ajustado a la nómina específica de la institución como tal. Independiente y soberana en dicha materia.
Por otro lado, el asunto del presupuesto maniataba de manera terrible todo el proceso. Hubo un momento en que el Teatro no era independiente, es decir, era absolutamente dependiente del factor presupuesto, siendo que dicho presupuesto no existía como tal, no había ningún tipo de asignación pública o privada, que garantizara el funcionamiento del Teatro Baralt. Ahora mismo -resalta con orgullo-es una empresa cultural absolutamente autofinanciada. La librería Café Baralt, la Tienda de Arte y otros emprendimientos institucionales, sumados al alquiler para los eventos privados, graduaciones y otros actos institucionales, así como el pequeño cobro por el estacionamiento, coadyuvan en ese propósito.
Otro aspecto clave tenía que ver con la crisis de la infraestructura, la cual hubo necesidad de acometer a través de diferentes mecanismos de ingenio y de respuesta. La creación en paralelo de espacios como la Sala Experimental, la reubicación de las oficinas administrativas para recrear un nuevo y formidable espacio para recibir cierto tipo de público, entre otras refacciones, han habilitado y potenciado nuevos escenarios dentro del edificio.
Previo a esta suerte de reingeniería escénica, todo ese espectro crítico afectaba o generaba una crisis. Y afectaba especialmente a la programación. El resultado final de todo aquel conjunto de handicaps o dificultades, era ese virtual cierre técnico que estuvo a punto de paralizar el desarrollo del Teatro Baralt.
¿Qué hacer?
Desde su creación, El Paseo de las Estrellas del Teatro Baralt ha resultado un modelo brillante. En tiempos tan duros y difíciles, Jesús Lombardi Boscán pensó como ese CEO que ahora resaltamos: se inventó esta jugada maestra para, al tiempo que estimulaba e incentivaba la presencia del público común, también adhirió la misión fundacional del Teatro Baralt en cuanto a reconocer, promover y estimular el reconocimiento colectivo a las grandes personalidades artísticas e intelectuales que han consagrado sus vidas por el desarrollo cultural. Esto se extiende, por ejemplo, al Jardín “Lilia Boscán de Lombardi”, poeta que instigara desde el Alma Máter la recuperación integral del Teatro.
El arquitecto Mito continúa mostrando sus trazos: “El punto de partida fue pensar las oportunidades más allá de las debilidades. Había que configurar un espectro de fortalezas. Ello conllevó a la creación de una nueva visión, crear una industria cultural para el sector. Entiéndase que no se habla de lo que en las cátedras de sociología y antropología cultural, se conoce como industria cultural, estoy hablando de un conjunto de metodologías, tendentes a generar recursos propios, una mercadotecnia inspirada en el potencial que involucra en sí mismo, una institución como el Teatro Baralt…
[…] Esa nueva visión pasa por internacionalizar al Teatro Baralt, esto es, crear una marca de carácter internacional, haciéndolo sustentable como industria cultural para mantenerse y crecer. En este sentido, se puso en práctica un conjunto de estrategias, tales como las compañías residentes, los centros de formación y todo lo concerniente a las artes escénicas y los múltiples servicios que ello conlleva: técnicas artísticas o estéticas, tácticas de Mercadeo y de Comunicación, todo con un perfil orgánico y con la visión clara fundamentada y sustentada en esa idea de la marca Teatro Baralt.
Es así, como comenzó a desarrollarse un conjunto de servicios que incluyen alimentos y bebidas, con un rigor y un carácter profesional.
Para ello ha sido clave la creación de la Productora Baralt, que dará garantías plenas en cuanto a la documentación, la certificación, y el ajuste profesional que proyecte y difunda y divulgue todos los contenidos y productos de la marca…”.

En este sentido, además de las compañías residentes, Jesús Lombardi ha abierto un programa de residencias artísticas donde se invitará a destacados artistas nacionales e internacionales para que desarrollen, en los espacios del histórico edificio, sus respectivas producciones. Este aspecto es clave: las producciones propias, es decir, un desarrollo cabal e integral del concepto estético y artístico que regirá y definirá la marca. Todo esto tiene que ir acompañado de una reingeniería de recursos humanos, restructurando los espacios para las oficinas, todo el espacio físico en general, creando nuevas salas para albergar allí los nuevos conceptos artísticos en referencia.
Con un organigrama donde cada quien tiene claro y preciso cuál ha de ser su nivel de desempeño, involucrado siempre éste con la filosofía, es decir, con la ética institucional que permitirá desarrollar esta propuesta de industria cultural.
Está claro que toda esta mecánica está sujeta a las variables de ensayo y error lógicas en todo proceso creativo. Entender que el público no consume lo malo sino lo superior o, en todo caso, lo que le interese y concierna. Siempre la palabra innovación resultará determinante para un proceso que estará en constante observación. De evaluación y disposición para las correcciones y cambios a que hubiere el lugar. Esto se adecúa a los fines, a la misión y al propósito que orienta al Teatro Baralt y lo fundamenta. Tal como consta en su acta constitutiva. Esa es la esperanza del arquitecto transformador Jesús Lombardi Boscán, quien vuelve a mirarse en el espejo Herzog: “El mejor consejo que puedo ofrecer a quienes se aventuran al mundo del cine es: no esperes a que el sistema pague tus proyectos y que otros decidan tu destino”.

Noticia al Día/Texto Alexis Blanco Fotos Juan Mantilla. Productora Baralt