El papa Francisco continúa hospitalizado en el Policlínico Gemelli de Roma debido a una infección respiratoria polimicrobiana. Según informó el Vaticano este martes 18 de febrero, sin embargo, su estado de salud se mantiene estable, sin fiebre y sigue bajo estricto monitoreo médico.
Debido a su condición, no participará en la audiencia jubilar programada para el sábado ni en la misa del Jubileo de los Diáconos el domingo, donde será reemplazado por el arzobispo Rino Fisichella.
Antes de ser ungido en 2013 como Sumo Pontífice de la Iglesia Católica, Jorge Mario Bergoglio atravesó dos eventos graves que marcaron su salud mientras vivía en Argentina. Una operación de pulmón a los 20 años y, en 1980, a los 43 años, una delicada situación de salud casi le cuesta la vida: una gangrena en la vesícula, que lo llevó a una intervención quirúrgica de urgencia.
El cirujano que le salvó la vida a Bergoglio
En 1980, el cirujano argentino Juan Carlos Parodi atendió a un sacerdote gravemente enfermo en una clínica de Parque Centenario, en Buenos Aires, a petición de su amigo cardiólogo José Diorio. El paciente sufría gangrena en la vesícula y peritonitis, una condición potencialmente mortal.
Ante la negativa de otros médicos a operarlo, Parodi decidió intervenir y logró salvarle la vida. Aquel sacerdote era Jorge Mario Bergoglio, quien décadas después se convertiría en el papa Francisco. En aquel momento, lo encontró con “los ojos hundidos, deshidratado, con dolor”, recordó el doctor Parodi.
Al examinar al paciente, Parodi se dio cuenta enseguida del estado delicado del futuro Papa: “Se iba a morir. Era una operación muy delicada, porque tenía el abdomen lleno de pus”, aseguró el cirujano en declaraciones a Radio Mitre y reconoció que, si no se intervenía rápidamente, el sacerdote no sobreviviría.
La intervención fue compleja y, según el relato del cirujano, llevó cinco horas de trabajo, ya que fue necesario “lavar” el abdomen del paciente para retirar el pus acumulado y extirpar la vesícula afectada. “Fue muy grave, en algún momento dudé que pudiera sobrevivir, pero afortunadamente en una semana se recuperó”, recordó el cirujano.
“Después de la cirugía, Bergoglio me dijo: ‘No le voy a poder pagar’. Le respondí: ‘Yo no vine por plata, vine por ese libro’. Me mostró un libro de la ‘Historia de Ignacio de Loyola’ que él había firmado. Nunca supe que ese sacerdote era Jorge Bergoglio hasta mucho tiempo después“, rememoró el especialista.
La infección polimicrobiana que afecta al Papa
“No sé si Bergoglio se cuida demasiado. Es un hombre fuerte, pero se expone demasiado. Tiene sobrepeso, no hace ejercicio, hace una dieta como a él se le ocurre”, señaló el cirujano sobre la situación actual del pontífice.
A pesar de esta preocupación, Parodi expresó su confianza en la capacidad de los médicos del Vaticano para atender la situación y destacó que el papa Francisco es un hombre fuerte que ha superado grandes adversidades en el pasado.
Parodi se mostró preocupado: “Lo que tiene ahora es una infección bacteriana de tipo hospitalaria y la mortalidad muy alta. Cuando es multibacteriana, bronquial y persistente, es muy grave. Tiene una tos persistente y ya debe estar en sepsis”.
Igualmente, señaló que “a pesar de su salud actual, el papa Francisco es una persona increíblemente fuerte.”
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“No le voy a poder pagar”
El doctor Parodi contó que en 1980, una vez recuperado, Bergoglio le agradeció al médico por salvarle la vida, pero también le expresó que no podría pagarle por sus servicios.
Quien tres décadas después se convertiría en el Papa Francisco, le dijo: “No le voy a poder pagar”, a lo que el cirujano le respondió: “Yo no vine por plata, yo vine por ese libro”, señalando un ejemplar de la “Historia de Ignacio de Loyola”, que Bergoglio firmó y le entregó como gesto de agradecimiento.
En 2014, el Dr. Parodi asistió a un congreso en Londres, y durante su estadía, tuvo la oportunidad de reunirse con el Papa Francisco en una audiencia privada en el Vaticano. Durante ese encuentro, el Papa le recordó al cirujano la noche en la que, siendo aún un sacerdote anónimo, le había salvado la vida.
En la entrevista, el Dr. Parodi señaló la humildad del Papa, quien “vivía a una cuadra del Cabildo en un ambiente sin servicio doméstico”, un hombre de gran mérito que no buscaba ostentación ni comodidades.
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