El 16 de julio se cumplieron 22 años del adiós de Úrsula Hilaria Celia Caridad Cruz Alfonso, la inigualable Celia Cruz, una figura que trascendió la música para convertirse en un ícono cultural de Cuba y del mundo.
Su famoso grito de "¡Azúcar!" la inmortalizó como la "Reina de la Salsa" y la "Guarachera Mayor", dejando un legado que sigue resonando con fuerza dos décadas después de su partida.

Nacida en La Habana, Cuba, el 21 de octubre de 1925, comenzó su carrera en la década de 1940, ganando rápidamente reconocimiento por su talento. Sin embargo, fue su incorporación a la Sonora Matancera en 1950 lo que la catapultó al estrellato.

Tras la revolución cubana, Celia se exilió en 1960, estableciéndose finalmente en Estados Unidos. A pesar de la distancia de su tierra natal, su carrera no hizo más que crecer.
La Guarachera Mayor se convirtió en una embajadora de la música latina, fusionando géneros y colaborando con grandes artistas, lo que la llevó a ser una figura clave en el boom de la salsa en la década de 1970. Su energía en el escenario era contagiosa, y su vestuario extravagante y pelucas coloridas se convirtieron en parte de su sello distintivo, reflejando la alegría y vitalidad que transmitía en cada presentación.
Recibió numerosos premios y reconocimientos a lo largo de su trayectoria, incluyendo tres premios Grammy y un Grammy Latino, así como la Medalla Nacional de las Artes de Estados Unidos, otorgada por el presidente Bill Clinton. Más allá de los galardones, su verdadero legado radica en su impacto cultural.
Fue una pionera para las mujeres en la música latina, rompiendo barreras y abriendo camino para futuras generaciones. Su música no solo ponía a bailar a la gente, sino que también era un reflejo de la resiliencia, la alegría y el espíritu de su pueblo.
Hoy, a 22 años de su fallecimiento, el 16 de julio de 2003, la voz de Celia sigue viva en emisoras de radio, plataformas de streaming y en la memoria colectiva. Sus canciones, como "La Vida es un Carnaval", "Quimbara", "Bemba Colorá" y "Guantanamera", son himnos que continúan inspirando y uniendo a personas de todas las edades y nacionalidades.
Fue un fenómeno, una fuerza de la naturaleza que nos enseñó que a pesar de las adversidades, siempre hay que gritar "¡Azúcar!" y celebrar la vida con pasión y alegría.