-La operación de las autoridades duró 8 meses, tiempo suficiente para que el cabecilla se enamorara de su verdugo
La operación, que se extendió por ocho meses, permitió a las autoridades la captura de este hombre y de otros integrantes de la banda, a la que también se le señala de haber ordenado la tortura de varias personas en una casa del barrio Las Cruces, cercano a la zona.
Según contó la mujer a Noticias Caracol, el antisocial le ofrecía drogas y la acompañaba a la universidad donde supuestamente estudiaba.
“Al verme, me saluda, me ofrece chicha y, al interactuar un rato con él y al ver que no estoy interesada, me ofrece baretos, sustancias estupefacientes. Alias Guillermo me acompañaba hasta la entrada de la universidad. Yo entraba hasta las escaleras, esperaba a que se fuera y salía. Él me esperaba en la salida de la universidad”, dijo la oficial infiltrada en esta operación.
Así mismo, indicó al citado medio que, para poder apoderarse del tráfico de drogas en esa zona, en la que alias ‘Guillermo’ completaba un año, tuvo que amenazar y torturar a algunos de los traficantes colombianos que estaban en ese lugar.
“Los amenazaba y les decía que los iba a descuartizar si seguían trabajando allí. La persona que llegara sin el consentimiento de él, pues los torturaba. Ellos los llevaban a Las Cruces y allá los torturaban”, dijo la agente, que permitió la captura de este peligroso hombre al servicio del Tren de Aragua.
Siembra el terror en Bogotá
Monstruosidad, crueldad, atrocidad… son los adjetivos que descifran la forma de operar del Tren de Aragua, la banda criminal más grande y poderosa de Venezuela, que en los últimos años logró expandirse hacia Colombia, Ecuador, Perú, Bolivia y Chile.
Este grupo delincuencial nació con un sindicato de obreros que laboraban en la construcción de un proyecto ferroviario que uniría a los estados Aragua y Carabobo. Comenzó cobrando dinero por la asignación de puestos de trabajo y extorsionaba a contratistas a cambio de seguridad. Con los años, fue ampliando gradualmente sus actividades criminales. En 2013, con el encarcelamiento de Héctor Rutherford Guerrero, alias Niño Guerrero, principal cabecilla del grupo, en la prisión de Tocorón, el Tren de Aragua se alió con otras bandas criminales para expandir su control.
Su llegada a Colombia inició en 2018, por Norte de Santander, cuando quiso tomar el control de la frontera combatiendo a la guerrilla del ELN. Rápidamente, con la incursión de estructuras satélites, se expandió por otras ciudades. Fue así como la barbarie llegó hasta Bogotá.
El centro de operación del Tren de Aragua se ubicó en Kennedy, al sur de la capital del país, especialmente en los barrios María Paz, El Amparo y Patio Bonito. Sin embargo, sus tentáculos lograron permear localidades como Chapinero, Santa Fe, Ciudad Bolívar y Engativá, dejando un mar de sangre en su disputa con otras bandas delincuenciales como los Camilos, Los Satanás, entre otras.
SEMANA conoció las aterradoras denuncias que mes a mes llegan hasta el despacho de Diego González, secretario de la Comisión Segunda del Senado de la República, encargada de la defensa nacional y fuerza pública, que dan muestra del horror que se vive no solo en Kennedy, sino en otros puntos de la ciudad y que evidencian el actuar criminal de estos delincuentes que tienen atemorizados a los habitantes.
Venta de estupefacientes, extorsión, tráfico sexual y licor adulterado son los principales negocios criminales del Tren de Aragua. Aunque se creyera que las principales víctimas de extorsión son los dueños de negocios, la realidad es totalmente diferente. Conductores de transporte público y bicitaxis, recicladores, trabajadoras sexuales, comerciantes de celulares y hasta meseros de bares y restaurantes o empleados de fruvers han sufrido el terror de este sanguinario grupo criminal.
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