Estas letras mías conceden al dolor su adecuada perspectiva poética. Desde Miami informaron que el maestro guitarrista, don Luis Quintero, había sucumbido ante los desmanes de la caja rota de su corazón acústico.
Y fue así como recordamos, junto con su luthier Eduardo Franco, que al pequeño gran artista le encantaba venir a tocar aquí en Maracaibo. Le recordaba, en casa de Sol Sosa y Luis Carrero, testimoniando el decir de Gerardo Diego: “Habrá un silencio verde / todo hecho de guitarras destrenzadas / La guitarra es un pozo / con viento en vez de agua”.
Por aquellos años 70 disfrutábamos sus conciertos, con la Orquesta Sinfónica de Maracaibo, conducida para la ocasión por el inolvidable maestro Havid Sánchez, conducida quien estará seguramente probando las notas celestiales de las cítaras de Dios enmascaradas de guitarra. Hombre culto y sencillo, humilde ante sus inauditos logros: Luis Quintero fue el único latinoamericano egresado de la Cátedra de Postgrado de Guitarra de “The Juilliard School of Music” de Nueva York, y fue honrado con una beca por “Excelencia en las Artes”, otorgada por dicha institución, considerada la máxima casa de estudios musicales a nivel mundial, según subrayaba Luis Morales Bance, otro notable músico ya fallecido y quien también adoraba venirse pa’ Maracaibo para ofrendar aquí su arte.
Compungido, el maestro luthier Eduardo Franco, quien construyó cinco guitarras para el maestro Luis Quintero, recordaba también que él concluyó sus estudios bajo la dirección de Sharon Isbin, en 1993. Inicialmente había formalizado sus primeros pasos musicales en la escuela superior de música “José Ángel Lamas”’ de Caracas, donde recibió el título de Profesor Ejecutante de Guitarra. A sus once años de edad, a Luis Quintero se le consideró un niño prodigio, en el Festival Mundial de la Guitarra en Martinica, donde compartió escenario con John Williams, Alirio Díaz, Leo Brouwer y otros consagrados guitarristas y a los 14 años debutó en el Carnegie Hall de New York con la Orquesta Solistas de Venezuela, dirigida por Morales Bance.
Según Franco fue un domingo muy triste en Miami, donde, a las 6 y 45 de la tarde triste, falleció Luis Alfredo Quintero Santamaría. “Tuve el honor de empezar a trabajar con el a partir del año 2009 cuando vino a mi taller a buscar la primera guitarra con la que comenzó nuestra enriquecedora relación de trabajo que me dió la oportunidad de mejorar muchísimo mi trabajo de Luthier. Llegando a utilizar desde entonces Un total de 5 guitarras mias…”, dijo Franco. “Formó parte, junto con Luis Zea y Rubén Riera, de la generación de Oro de la guitarra Venezolana. A partir del año 2020 de radico en la Ciudad de Miami Donde contrajo Nupcias con María Pia Bisanti”, añadió luego el luthier.
Dos años atrás, en 2023, Quintero vino a Venezuela para una gira conmemorativa de los años de los nacimientos de los maestros Alirio Díaz y Rodrigo Riera y ahí Eduardo Franco tuvo “la oportunidad de realizar con Luis nueve actividades guitarrísticas, durante tres días, en la ciudad de Maracaibo, donde se efectuaron conciertos didácticos, un concierto de Gala, clases magistrales, degustación de guitarras y exposición de las mismas”.
Además -desplegaba el Luthier su espectro acústico-tocó en grandes escenarios de Estados Unidos, Europa, Latinoamérica, Asia y Africa, teniendo el privilegio de ser solista invitado de la Orquesta Sinfónica de Venezuela en dos giras europeas. Su discografía incluye: Una colección de 4 C.Ds. denominada "Joyas Latinoamericanas", y 2 volúmenes de la colección "Joyas Venezolanas". El lector podrá escucharle, en YouTube, como Luis Quintero guitarra.
Y ahora, esa “Moza quinceañera presumida”, ese “Crisol de llantos” que poetizan su guitarra, le lloran y suena muy quedo pero harto fino, mientras aquí han de escucharse para Luis Quintero aquellas hermosas palabras de su maestro poético, don Atahualpa Yupanqui: “Si una guitarra triste me dijera me pondría a rezar sobre su herida con tal de recobrar su primavera. Si un triste trovador hoy me pidiera un poquito de luz para su vida, toda la selva en fuego convertida para su corazón yo le ofreciera. Mas, de poco valió la proclamada pujanza de mi anhelo, si callada la muerte te llevó, Luis Quintero. Pasa tu zamba por la noche oscura, y el eco de tu voz en la llanura”.
Alexis Blanco