Lunes 23 de diciembre de 2024
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La mujer a los 40 años

Los 40 años de vida de una mujer se asemejan más a vivir una segunda adolescencia. Ambas etapas se caracterizan…

Por Pasante1

La mujer a los 40 años
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Los 40 años de vida de una mujer se asemejan más a vivir una segunda adolescencia. Ambas etapas se caracterizan por experimentar una serie de cambios que se desencadenan con alteraciones hormonales que suelen traer transformaciones físicas y psicológicas importantes.

Si bien, el cuerpo y la mente se rigen por etapas, conocer los nuevos cambios que se van a producir durante este ciclo guarda cierta similitud con la etapa de adolescencia que nota cómo se transforma y se desarrolla su cuerpo, pero, al mismo tiempo su mente. Es importante saber cómo afrontar estos cambios, ya que, a partir de esta edad, el metabolismo y el sistema hormonal condicionarán el funcionamiento de muchos procesos físicos, por lo que, si se quiere mantener la salud, es necesario establecer una serie de hábitos acordes con el nuevo cuerpo.

Estos cambios tienden a pasar por tres factores claves, como la alimentación, el cuidado de la piel y la mente.

Alimentación

El metabolismo de las mujeres a los 40 años cambian y sus necesidades alimentarias pueden variar. Camilo Silva, especialista del departamento de Endocrinología de la Clínica Universidad Navarra, explica, que “con la menopausia cambia y se eleva el riesgo cardiovascular de las mujeres, el metabolismo disminuye y existe una tendencia a la ganancia de peso, ya que el organismo no lo distribuye igual”. El especialista asegura que “se empieza a acumular grasa, sobre todo en el abdomen, y se produce un déficit de vitamina D y calcio.       

Silva recomienda la dieta mediterránea, ya que “es idónea para prevenir enfermedades relacionadas con la obesidad y la acumulación de grasa, como la diabetes, y para evitar grandes ganancias de peso”. El pescado azul y los lácteos son buenos alimentos para suplir las carencias de vitamina D y calcio, además de prevenir la osteoporosis.

Del mismo modo, es posible que disminuyan la masa y el tono muscular, por lo que aumenta la flacidez en los brazos y en las piernas. Esto se puede ver mucho más en las mujeres que tienen estilos de vida poco saludables y que no realizan ejercicio regularmente.

Cuidado de la piel

La piel tiende a experimentar una serie de cambios al igual que el cuerpo, los cuales se producen por la alteración de los niveles de hormonas. La dermatóloga de la Asociación Española de Dermatología y Venereología Elena de las Haras, asegura que "el principal problema dermatológico que podemos encontrar a partir de los 40 son unas arrugas de expresión más marcadas, que son las que se tienen desde siempre, como las que salen al sonreír, y las arrugas producidas por el envejecimiento cronológico, las que aparecen con la edad”.

Las principales recomendaciones para cuidar la piel a partir de los 40 pasan por “dejar de fumar, hidratarse, ya que con la edad la piel se vuelve más seca y sensible, y protegerse del sol”. La especialista destaca la variedad de productos dermoprotectores y productos cosméticos con fotoprotección que hay en el mercado. Además del uso de tratamientos, la experta insiste en la necesidad de “tener una buena higiene cutánea, la cual pasa, principalmente, por desmaquillarse todas las noches”.

Con la edad, también se pierde la calidad del pelo. De las Heras explica que las mujeres que han tenido hijos “suelen sufrir efluvio telógeno posparto, que es una pérdida del cabello provocada por una alteración en los niveles de estrógenos y progesterona”. En estos casos, afirma la especialista, en algunas ocasiones el pelo se recupera, pero en otras no. También existe el problema de la alopecia androgénica femenina, motivada por el déficit de hierro y de estrógenos, sobre todo a raíz de la menopausia.

¿El deseo sexual disminuye o aumenta?

Al llegar a cierta edad se empieza a experimentar la pérdida de libido y, como resultado la preocupación y aumento de inseguridad. No obstante, el estudio, publicado por Journal of Sexual Medicine, demuestra que en el fondo no hay por qué alarmarse, ya que la disminución del deseo sexual a medida que se envejece es más corriente de lo que se pensaba: al menos 70 % de las mujeres que participaron en la investigación, todas entre 40 y 65 años, declararon que cada vez tenían menos deseos sexuales.   

Pese a ser un procedimiento muy frecuente en este tipo de estudios, nunca antes el porcentaje había sido tan alto. “Sabíamos por las investigaciones previas que era un problema común, pero nunca habíamos visto un número tan grande”, señala, sorprendida, la médica Rosie Worsely, autora principal del estudio. Al parecer, los “no me encuentro bien” o “tengo el periodo” son excusas más frecuentes de lo que se pensaba.

¿A qué se debe este cambio? En algunas mujeres puede ser el resultado del cambio en sus niveles hormonales. Por ejemplo, durante el ciclo menstrual estas fluctuaciones pueden causar hinchazón, cansancio y dolores, lo que a buen seguro repercute en el interés por el sexo. Además, a medida que ellas envejecen sus niveles de testosterona (aunque solemos asociarla con los hombres, ellas también la tienen, aunque en cantidades menores) disminuyen y el deseo sexual las acompaña en el declive.

También tiene mucho que ver el órgano sexual más poderoso de todos: el cerebro. Por lo general hablamos de la libido como una fuerza externa y totalmente fuera de nuestro control, pero a menudo no es más que un estado mental. Si pensamos en ella como algo que se activa y desactiva por mandato divino, nos arriesgamos a entender nuestra sexualidad de manera incorrecta: “No me excito porque yo soy así”. Eso no significa que no puedas ni desees disfrutar del sexo, sino que denota que no tienes ese ímpetu fisiológico necesario, pero que podría venir más tarde. En este sentido, las distracciones cotidianas y el estrés también pueden afectarte. ¿Tienes hijos? ¿No llegas a fin de mes? ¿Tu jefe te tiene manía? Y luego, caso aparte, están los medicamentos como la píldora anticonceptiva o ciertos antidepresivos, los cuales se han relacionado con la disminución del deseo sexual.

La  monotonía y el compromiso. Hacerlo siempre con tu marido en la misma cama repitiendo a pies juntillas la rutina sexual preestablecida pone a prueba la libido de cualquiera. Los hábitos no se llevan bien con el deseo sexual. En tal caso, la terapeuta Cyndi Darnell recomienda un cambio de escenario. Bastaría con una noche de hotel, un territorio neutral perfecto para avivar la llama de la relación. Tampoco están de más la lencería, las velas, probarlo en la ducha… todo vale con tal de conseguir ese cambio de mentalidad.

¿Cómo afrontar psicológicamente los 40?

Los cambios físicos y las experiencias vitales también transforman la mentalidad. En la mente residen gran parte de los problemas derivados de la edad, pero también sus soluciones. Nieves Andrés Ramírez, psicóloga, terapeuta de conducta y miembro del Colegio Oficial de Psicólogos de Castilla y León, asegura que “la salud psicológica depende mucho de si la mujer ha logrado todas o gran parte de las expectativas vitales que se ha propuesto”.

Si no lo ha logrado, explica la experta, “esto puede generar depresión y problemas de ansiedad; sin embargo, la realidad es que se encuentra en una edad donde acumula una gran experiencia vital, pero aún es joven, lo que le da una ventaja que no ha tenido nunca para tomar decisiones y actuar de la mejor forma y la más consecuente y seguir persiguiendo con estas capacidades todos sus objetivos”. La especialista afirma que “la madurez quita inseguridad y da fortaleza, por lo que es la mejor etapa para afrontar retos”.

Parte de los problemas psicológicos que irrumpen a partir de esta edad tienen que ver con la llegada de la menopausia, especialmente de sexualidad. “A nivel sexual”, explica la experta, “la principal traba psicológica a la que se pueden enfrentar es a la de dejar de gustarse a sí mismas o sentir vergüenza a raíz de algunos cambios físicos”. Nieves Andrés asegura que “la mayoría de las veces en las que disminuye el deseo sexual a estas edades es porque las mujeres no se sienten atractivas, algo que tiene gran parte de sus raíces en la educación recibida y la autoestima”.

La especialista resalta que hay que tener en cuenta que en estos momentos la mujer “se suele conocer mucho a sí misma, sexualmente hablando, por lo que se vivirá una sexualidad diferente, más reflexiva; aunque con la edad parece que este tema va en declive, la madurez sexual es en muchos casos más positiva y se puede disfrutar más del sexo”. Lo más importante, destaca la experta, es “no ver la madurez como una situación de pérdida de cosas, sino como una ganancia de capacidad de reflexión y experiencia”, ya que, concluye, “la juventud está en la mente”. 

La juventud y el entusiasmo no están en la franja de edad, sino en cómo encaramos el día a día, en los objetivos y metas que nos planteamos, en la ilusión de querer seguir viviendo nuevas experiencias que nos enriquezcan por dentro. La juventud está en atreverse a ser una misma, sin miedos, sin limitaciones, sin juzgarse y sin importar lo que otros puedan pensar. Atreverse a ser una misma es ser valiente.

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