Si usted piensa ir al centro de Maracaibo por estos días, vaya bien desayunado, encomendado a la Chinita y con las alpargatas bien puestas. Lo que se vive en el casco central no es apto para cardíacos: transitar por el Callejón de los Pobres o las inmediaciones del CC Gran Bazar o CC Ciudad Chinita, se ha convertido en un deporte extremo donde la regla de oro es dejarse llevar por la corriente o morir en el intento.

La situación ha escalado a niveles de "mar humano". A pesar de que el bolsillo está "apretaíto", el maracucho no se rinde y aplica la ingeniería del rebusque para que no falte el estreno.

A pesar de las adversidades y el sofocante calor que caracteriza a la "Tierra del Sol Amada", el espíritu festivo se mantiene intacto. Entre el "¡A la orden, mi amor!" de los buhoneros y el sonido de las gaitas de fondo, los ciudadanos siguen resolviendo para garantizar la cena y el regalo de Navidad.


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