MARÍA LIONZA: BAILE EN CANDELA…Hace un año estaba en la sagrada Montaña de Sorte, transmutado en este nuevo personaje mío, El Cronista Barroco.
Viajé, desde Maracaibo hasta Barquisimeto, donde tomé un autobús que me dejó en la entrada de Chivacoa, en el municipio Bruzual del bellísimo estado Yaracuy. En la medianoche del día 11 hacia 12, de octubre de 2024, bien pudo haber sido el día de mi consagración como modesto oficiante del periodismo mágico.
Desde Trujillo había llegado mi noble paisano y colega, Alberto Briceño Ávila, quien fungió como “Banco” para la transmutación de mi escritura en “Materia” de la experiencia increíble que luego quedaría condensada en un libro titulado “María Lionza: Baile en Candela”, producido y editado por mi cómplice, Johnny Durán. Fue una secuencia de insuperables instancias de fulgor cósmico, donde la portentosa luminiscencia del fuego purificó de alguna manera mis sentidos.

Hoy deseo honrar a la Reina Yara y a su Corte Celestial, así como a sus 21 Cortes de un culto fervoroso, ferozmente combatido por la intolerancia religiosa evangélica. Hoy publicaré parte del primero de los 11 capítulos que constituyen ese libro, cuyo prólogo, así como la respectiva curaduría, le fue encargado a la poeta concitante, Milagro Catherine Meleán, émula de esa misma Reina y seguidora de gente como Gilberto Antolínez, artista integral yaracuyano y de Ida Gramcko, algunos de los seres en quienes fundamenté mis apuntes para esta aventura iniciática que cumple hoy un año, bajo el signo del equilibrio, Libra. Escribo bajo la lluvia de octubre, también para exorcizarme de algunas personas que amo y que, debido al vaivén ideológico y político, ahora denostan de mí y de mi inconmovible amor por ellos y ellas.

Vertical con mis afectos siempre seré. Vivo de mi muy socialista pobreza, en honor a mi madre, María Augusta Blanco, mi Reina MAB. Estando por allá arriba incorporado he pensado en todos ellos, y en ustedes mismos, con amor profundo. Con ese amor impregnado de temor me sumergí en profundas y desconocidas aguas hasta contemplar ese rostro, esos ojos capciosos e hipnóticos de la anaconda María Lionza, desde cuyas entrañas escribí estas, mis letras autorredentoras. Lean, imaginen, piensen, sientan, síganme:

Capítulo Primero
BAILANDO EN CANDELA
1.- Permiso a Dios y a la Magna Monarca: Vierto ante vos mi escritura hecha materia…Por encima de todas las cosas, sueña (despierto y orando) el veterano reportero devenido en crooner de su propia cantiga, un bolero tal vez, tropical. El Cronista Barroco o Barroco Cronista que ha subido hasta La Montaña en búsqueda de una señal de estímulo para su búsqueda insaciable de una verdad muda: ¿Está viva María Lionza? O solo queda su espíritu prodigioso reinando sobre su mágica montaña?…Una indagación con rigor policíaco y periodístico que animará los once capítulos de este humilde libro, cuya lectura bien podría recomendarse con música del Barroco.
Esta es una Crónica de María Lionza danzando entre el fuego, la noche del pasado 12 de octubre de 2024, en Quibayo, montaña de Sorte, Yaracuy, Venezuela, cuyo mito representa una real liberación simbólica de nuestra culturalidad…Leed pues este tributo escrito…
BAILANDO EN CANDELA…Como una oruga de piel azul me arrastro por entre las llamaradas y las brasas de estas once hogueras que iluminan cada medianoche de nuestra vida incrédula. Y en un instante mis alas escaman asombros mientras voy transformándome en esta materia en despojo que todo lo ve como este azul que, cual lluvia cósmica, va llenándome de la muy serena sensación de estar protegido por todos los espíritus del universo.

Esa llamarada azulada en la que me voy convirtiendo, desolado y salvaje en mitad del trópico y su vorágine, decidido a irradiar yo mismo la calma, esa fina llovizna de paz que refresca tu rostro y lo maquilla, confiada, amiga, simpática y noble como la Diosa María Lionza, la Reina elegantemente trajeada de azul, como las mujeres de la República Popular de China (según advirtiera el santo chamán, Vinicius de Moraes). Poderosa y fértil, un águila para los buenos negocios y una loba en celo con su esencia redentora, susceptible de aliviar todo mal y fortalecer todo presagio.
Hermosa y potente nuestra inteligente Khaleesi tropical, una graciosa, pendeja e ingenua manera nuestra de compararla con los dragones, según escuchamos de las niñas púberes de Quibayo y de Sorte. En sus ojos brilla la misma ilusión de sus padres: danzar entre un mar de fuego reflejado en los bellísimos ojos de María de la Onza, mirarla y sentirla mientras ella se va transubstanciando con la esencia misma de la naturaleza y deslumbran sus alas de mariposa azul que, según ellas mismas leen a la orilla del río portentoso, representan el alma de las personas y captan y reflejan esa esencia, ya sea pasada, presente o futura.

Reflejos sumisos de las más profundas alegrías, los orgasmos continuos de la buena fortuna o los formidables giros de guion que el azar y la fe nos reescriben. Hacia ella converge todo este batiburrillo de necesidades y carencias tan humanas y para todos Ella dispondrá de su muy particular y seguro aliento. Ambrosía de María Lionza y sus bendiciones insondables heme ahí, desnudo en mitad del río, o en mitad del gigantesco círculo sagrado donde los espíritus concurrirán para manifestarse en cada una de las once piras sagradas que progresivamente van siendo encendidas por los chamanes rectores del tribal ritual de desafiar o, mejor, de intentar dominar por momentos, la indómita energía del fuego.
Las inextinguibles candelas de la vida también reescriben a su imagen y semejanza todas las teorías posibles sobre el metaverso. Porque, en esencia y más luego habrá una estación que intentará explicarlo, todo esto se trata de energía cuántica. Imaginemos este gran Algoritmo de María Lionza: decenas de mentes privilegiadas trabajan y apuestan sus vidas en la necesidad de desentrañar los milagros de Dios expresados en la energía cuántica.
Pero aún no hay una posibilidad de que el cerebro humano pueda encontrar un paradigma de explicación en torno a esta larga cadena de eventos mágicos y sagrados. Bailar sobre candela briosa o sobre crudo vidrio fragmentado, lacerarse, mutilarse o transubstanciarse durante unas horas de místicas liturgias espiritistas y después continuar siendo esos ciudadanos de cien mil raleas que a La Montaña van llegando, ora a pie o en camiones, ora en vehículos rústicos de incalculables costos.
Pequeños gusanos que, como éste jodido anciano reportero artista, han subido, cual orugas de azuladas ambiciones, para intentar iniciar una larga vigilia en torno a testimonios y hartos documentos que, como este libro, estará escrito en papiros del Nilo, del Orinoco y del Yaracuy, ríos fecundos sobre las cuales La Reina serpentea, con sus alas azules y sus ojos infinitamente preciosos, reflejos extraordinarios de un mundo que, al igual que la física cuántica, todavía no podrá explicarse.
Hay que admitir que la cosmogonía está ahí, vivísima, y que la sientes debajo de la piel y que, como el sónico frenesí sin tregua de los tambores y de los cantos ancestrales, mantras sagrados de inspiración perpetua, te poseerá sin remedio. Este libro espejo permitirá, cuando lo leas muy bien, que encuentres aquí tu alma y tu espíritu reflejados.
Por tu bien y el de todos los seres de bien con quienes compartes. Es un juego íntimo y te abrirá caminos hacia el corazón de esta montaña donde, aunque tú no lo creas, te habita. Crece y camina, sube conmigo a la montaña para descubrir un antiguo rito donde los misterios de la vida y de la muerte mezclan sus esencias, sus savias benditas y sus fotosíntesis perfectas. Todo para bien, siempre para el bien y el bienestar de vos y los de vos. Ve, pide y obtendrás todo lo que buscas y crees necesitar. Este libro eres tú mismo, de la mano prodigiosa de la propia Pachamama, interpretada por la preciosa mariposa azul, serpiente alada y hechicera, recorriendo un camino que luego de cruzar El Oro, Sorte y Quibayo, te acompañará hasta el cielo de tu propio cosmos íntimo.
No sólo es un asunto de creer. También lo es de sentir. Pero sobre todas estas cosas sois vos mismo quien volará conmigo feliz, mientras te descubres como si con un drone sagrado hacia dentro de vos mismo pudieras planear…Permítasenos, Magna Monarca, escribir entre todos estas materias hechas palabras y estas palabras vertidas en materia…Con Respeto Devoción Libertad y Sentimiento Nacional…Porque agradecemos tu permiso para presenciar tu revelación:
ÉXTASIS DE LA ANACONDA…Aquí estamos todos, Magna Monarca, diosa entre todas las diosas, princesa germinal del rayo y del trueno, omnipotente Señora de la sagrada montaña, evanescentes por tus ríos sagrados, recién desovados desde tu vientre de grandiosa constrictora sierpe eurectus murinus, boa entre todas las boas, celebrada deidad de cuyas escamas van surgiendo muy versátiles alas de milagro ungido en el cabo de una vela encendida para vos, Reina Prodigiosa a quien hacen largas colas de serpiente emplumada, hombres y mujeres con sus mochilas humanas cargadas de ambiciones, sueños y soñares, esperanzas y renaceres y hasta odios concentrados, unos de mejor raza que otros, provenientes de úteros buenos o úteros malos eso nunca se sabe, todos anillados y escamados en esa sierpe de tránsfugas cósmicos que, en Quibayo, Sorte o El Oro, despliegan sus altares y sus alfombras celestiales para exaltarte en una teñida oración que retumba por todo ese bosque encumbrado donde sólo se respira lo que Dios te ha provisto como regia esencia.
Vos, pájaro tan bonito con esos ojos de jade y esmeralda que me inyectan e intervienen cuando ante tu altar mayor hemos llegado, una y mil veces humildes, una y un millón de veces insuflados de responsable respeto para pedirte la gracia y la fortuna de aquel milagro donde, como si de una historia de Horacio Quiroga se tratare, mis letras se van transformando en esta materia que ahora te suplico tomes y bendigas y transformes estos estertores míos como palabras que aspiran a ser tu materia sagrada y bendita, que mi discurso contenga la fuerza vital y la energía cósmica que en tu vientre anida. Permiso para escribir con tinta sangre de tu corazón supremo, éste sístole-diástole tuyo, tanto en tus angustias como en todos tus orgasmos que ululan en las entrañas de este valle de lágrimas que hacia tu reino mira e implora…Permiso para escribir este libro donde quien lo lea y lo estudie encontrará un atajo directo hacia la inmarcesible gloria de tu ser Perfecto y bello… esperando…
NOTICIAS DESDE LA MONTAÑA CELESTE…Desnudo, descalzo, hambriento y con la sed de los castigados viene cruzando ese río Yaracuy, insólito, ora seco, ora torrentoso, cuyas aguas se abren ante mis pasos como si todos fuésemos unos hijos extraviados de Moisés y sus Tablas benditas…Sordo, mudo y ciego voy caminando en esta procesión que huye, inmigrante del dolor y de la insidia, de este tormentoso valle de lágrimas. Va subiendo hacia Sorte, El Oro y Quibayo, en busca de hogar espiritual y de alivio ante tanto trauma demasiado humano e injusto. Camino a una redención desde la ofrenda de uno mismo, previo permiso de la Magna Monarca y sus Cortes celestes…
Cualquier cosa será buena para lo imposible: una vela grande y fuerte; un tabaco encendido con dos piedras fosforescentes; una criolla cornucopia: plátanos y frutas en su punto exquisitas, hartas flores, silvestres o de las otras que se compran y se venden; imágenes de santificados santos con sus milagrosos dones y prodigios; bebidas espirituosas, finas y ordinarias también, eso nunca importa; muchas cargas de oración y fe, de amor devoción y entrega absoluta al prodigio de un credo que, si lo explicas, si intentas explicarlo, te enmudecerá más, te ensordecerá más, te enceguecerá peor.
Mejor será que todos dejemos nuestras mentes y sus sacos de incredulidad allá abajo, con los Guardias Nacionales y sus miradas sin consuelo y ávidas de largarse a casa lo más pronto posible…Arriba, es decir, mientras vayamos adentrándonos en La Montaña de la Reina María Lionza, iremos encontrando decenas de rústicos altares regios, en los cuales oran y se transmutan en ángeles y demonios muchos de estos seres que se prosternan ante su propio Credo con una pureza que conmueve y asombra…He ahí una verdad tan ineludible como refutable: las 21 Cortes de la hija de María de la Onza, del Indio Guaicaipuro y del Negro Felipe (émulos en trance de todas las razas sometidas a sangre y fuego), helos ahí, inspirados por la síncopa infatigable de los tambores y de los cánticos que se elevan por entre los árboles en procura de una conexión directa con ese Cielo donde el único que manda y decide y premia, es Dios, en su versión portentosa de Padre Hijo y Espíritu Santo.
Sólo él, representado en Nuestro Señor Jesucristo, es quien finalmente aprueba y refrenda todo rito, todo oficio de una liturgia salvaje y mítica que igualmente busca la transubstanciación de alma, cuerpo, espíritu y razón. Alquimias poderosas que ninguno de estos peregrinos está dispuesto a refutar o a rebatir, porque ello les expulsaría de inmediato o, en todo caso, les inhabilitaría o haría ineptos para beber y alimentarse de unas fuentes de luz muy parecidas a los misterios que allá abajo, en las ciudades y países, mantiene separados a los hombres y las mujeres, a la mayoría ciudadana, peleándose como fieras por el pérfido inútil patrimonio de sus muy jodidos egos…Es en un momento de la peregrinación híbrida cuando una muchacha criolla aparece como poseída de un armonioso duende violeta que entra en ella anunciándose como Jonuel Brigue y es entonces toda ella una deidad poseída de cuyas entrañas parece brotar esa voz de Tomás Henríquez que musita, tenue como esa llama de una vela solitaria: …
El discurso salvaje; albacea de la herida producida en las culturas precolombinas de América por la derrota a manos de los conquistadores y en las culturas africanas por el pasivo traslado a América en esclavitud, albacea también de los resentimientos producidos en los pardos por la relegación a larguísimo plazo de sus anhelos de superación. Pero portador igualmente de la nostalgia por formas de vida no europeas no occidentales, conservador de horizontes culturales aparentemente cerrados por la imposición de Europa en América. (…)
Y ya no hay vuelta atrás: ella chupa impetuosa su camino del tabaco mientras danza con cadencia espléndida y continúa con su voz profunda: Sangre de nuestra impura sangre, hemos venido aquí para invocar tu preciosísima dulzura magnánima; hemos implorado a tus divinas cortes celestiales para que te dignes escucharnos y escuchar de tu grandeza esa historia que la ignorancia hostil ha perseguido y signado bajo símbolos de mero rito proscrito.
Hemos venido a recuperar tus siete potencias y tu tríada portentosa. Hemos sabido por tus albaceas espirituales que aquí habéis mirado vos y tu culto, en esta zona del estado Yaracuy donde los venezolanos y demás peregrinos del orbe vienen a expresar sus alabanzas y esa devoción que se nos incorpora, profunda y rica como la savia de cada uno de estos, tus árboles y arbustos, sus flores y sus raíces mágicas. Con tu permiso trago mi ron añejado, inspiro bocanadas de mi tabaco regio, me monto en el lomo de una danta invisible para los mortales incrédulos y así puedo leer entre los haces de luz natural que, en 1993, mediante un Decreto, el 2338, estas tierras tuyas fueron declaradas como el Monumento Natural Cerro María Lionza… enhorabuena, la vida espléndida de creer y alcanzar los prodigios y las gracias de esa generosa voluntad tuya, oh Reina tan invisible como todopoderosa.
Esa misma danzarina poseída canta como desde el negro espíritu de Louis Satchmo Armstrong mientras los tambores fecundan el oído extasiado que escucha al mismísimo espíritu del arquitecto Fruto Vivas orando ante un altar sencillo como sus Casas campesinas plantadas en Árboles para Vivir. Y entonces una pareja de adoradores, Materia, ella, Banco, él (ya explicaremos qué significa ese tándem, esa pareja que permite al espíritu revelarse y comunicarse con los vivos), sorprende a la noche abriéndose para que la hermosa voz de sabio vikingo, José Fructuoso Vivas, dialogue con La Diosa, digo, con nosotros, alucinados seres: Hace muchos años atrás, le regalé un crucifijo a mi comadre, la señora Helena de Gámez. Como yo le parecía una persona poco religiosa, el presente le produjo curiosidad.
Ella me preguntó: ¿Fruto qué es Dios para ti? Le respondí: Señora Helena, Dios es hacer. Porque todo, el universo y el hombre, supone la presencia de un gran creador. Este pensamiento me ha llevado a preguntarme cada día: ¿Qué he hecho yo para ser merecedor de Dios?. Y diariamente me respondo: Para hacer a Dios presente, el verbo más importante para conjugar es crear. Creo que esto explica mi más profunda convicción de que el hombre debe aplicar su inteligencia para transformar su mundo. Y es en la creación de su propia vivienda, donde el hombre manifiesta su libertad y su autonomía.
La razón fundamental de este libro es poner ideas transformadoras al alcance de las manos de las grandes masas desamparadas. Esas ideas constituyen un grupo de técnicas, lo que yo he bautizado como tecnología de la necesidad. Esta tecnología permitirá que ellas se apropien de todas esas técnicas necesarias para ayudarlas a salir de la limitación y así hacerse dueñas de su propio destino. La tecnología de la necesidad compendia muchas experiencias exitosas que han nacido al calor del apremio y, en algún modo, contribuyen a superar gran parte de sus dificultades.
Todas estas ideas sólo son posibles dentro del mayor amor social. El espíritu solidario es el camino que deben seguir todas las comunidades para salir de la pobreza… Y se esfumó en el aire cargado de humo y enigmas nuestro hombre de La Grita, luego de hablar de ese libro suyo, Las casas más sencillas, un homenaje a su entrañable amigo, don Aquiles Nazoa y su otro libro, Las cosas más sencillas. Es el espíritu de Nazoa el que toma turno en el home de los sueños y deja escuchar su voz de almendra: La noción de lo que es vivir, me ha llegado muy tarde.
Permítanme, queridos deudos, organizadores de mi sepelio, evitarse la ampulosidad del coche fúnebre en el que habéis convenido enviarme al otro mundo como un hediondo paquete y dejadme ir por los propios pasos que marca mi corazón (…) Creo en mí mismo porque sé que hay alguien que me ama. Y eso se escucha, repetido, por todas las cuevas, cascadas de ríos, quebradas y riachuelos; por todos los pájaros y las serpientes de la montaña viva.
Venezuela tiene que aprender a intentar releer y reasumir la realidad de Sorte y su Madre intensa, porque ella es un tesoro distinto, una realidad que aparece reproducida y multiplicada en todos los pueblos y las ciudades del país e incluso allende nuestras fronteras. El cosmos carece de linderos y hacia allá, hacia la magna creación de Dios, también extienden sus manos, implorantes, todos los Santos. Es como si este crooner reportero cultural hubiese encontrado dentro del hotel Luso, en Chivacoa, municipio Bruzual, del estado Yaracuy, al exquisito fantasma de don Fernando Pessoa, pero no él en sí mismo, sino su conspicuo heterónimo, Álvaro del Campo, es decir, él a través de un haz de luz emanado desde su propia caverna: …
Y llegar por fin, como vosotros, ¡a extraordinarios puertos! ¡Huir con vosotros de la civilización! / ¡Perder con vosotros la noción de moral! ¡Sentir que cambia mi humanidad en la lejanía! ¡Beber con vosotros en los mares del sur nuevas mezclas salvajes, nuevos trastornos del alma, nuevos fuegos centrales en mi volcánico espíritu! ¡Ir con vosotros y desnudarme –¡ah! ¡Fuera!– mi vestido tan civilizado, mi blandura de acciones, mi miedo innato a las cárceles y mi serena vida, asentada y estática, reiterada y reglada!…
Todo puede suceder en este pueblo triste y grato desde donde pudimos tomar un vehículo que por cuatro dólares nos llevó hasta las mismas entrañas de la comunidad de Quibayo, donde todos los espíritus que siempre hemos buscado podrían estar si se les instiga a develarse, tomando como materia uno de estos cuerpos ofrendados y que, para mi caso, digo, mi condición de Cronista Barroco, cantor contador de un viaje extendido hacia la memoria del tiempo, significa que mi escritura es Materia y vos, mi sabio y humilde Lector Sagrado, sois mi Banco.
Dejemos que sean esos, mis Espíritus en Blanco, los que ofrenden y testimonien todo lo que somos y que nos enorgullece tanto ser…Imaginemos a Shakespeare poseyendo el alma de ese anciano gordo de tez morena llamado Ismael y quien parece caminar descalzo sobre el aire mientras que con la voz de José Ignacio Cabrujas increpa a los copos de los árboles en tanto recita ese fragmento de Macbeth: Dad palabras al dolor. La desgracia que no habla murmura en el fondo del corazón, que no puede más, hasta que le quiebra (…)
Para engañar al mundo, toma del mundo la apariencia; pon una bienvenida en tu mirada y en tus manos y lengua; procúrate el inocente aspecto de una flor pero sé tú la víbora que oculta. Ven pronto, ven, para que pueda vaciarte mi coraje en tus oídos y azotar con el brío de mi lengua todo lo que te aparta del círculo de oro con que hados y ayudas sobrenaturales querer, parecen, coronarte…!…
Este olor tan rico que emana de las entrañas de esta montaña donde de repente he creído ver los espíritus benditos de mis dos más admirados «Chinos», Francisco Hung y Víctor Valera Mora, atónitos ante el performance espiritual de estos muchachos aprendices que desde su bellísimo altar ofrendan a La Reina con estos cuentos míos sobre el pintor don Armando Reverón, uno de los espíritus más traviesos que pudieras imaginar encontrar en las precipitaciones que refrescan La Montaña: Dios está en el color..¿No lo vés?..". Hoy amanecemos poblados de revelaciones insondables, de verdades como las que ahora mismo estrella el mar contra las blancas rocas gigantes de Macuto…
Y esa llovizna sutil que nos cabe en un trazo azul, en ese cuadro que jamás concluye…Bien podríamos buscar las imágenes de Armando Julio Reverón Travieso, digamos que sus objetos voladores, dibujados de aquí a la línea de un horizonte donde, lo sabemos muy bien, siempre estará Dios listo para demostrarnos que él siempre ha tenido razón en todo lo que nos dejó traspapelado entre sus dones de ángel admonitor de happenings, de ensamblajes artísticos, instalaciones e intervenciones de cuanta cosa necesitare de su mirada de seda, ora la escultura textil o esos móviles que intentaren copular con los vientos insaciables. Una herencia parcialmente visible, cuantificada en unas 460 pinturas, quizá 150 dibujos y decenas de esos retos a la imaginación en forma de objetos, como sus legendarios seres de trapo, en su mayoría damas muy solitarias como él, febriles como él en esa constante búsqueda de sí mismo.
Todo hacia ella consagrado: Nunca intentó representar a María Lionza de otra manera que no fuese su espectacular sentido de la libertad. Y mientras fluía la ceremonia mágica, recordábamos al artista de Cabimas, pueblo de petróleo y de aparecidos, el de Emerio Darío Lunar, pintando unas preciosas damas mutiladas y que reflejan esa locura excelsa, de sublime amor por el relato de las luciérnagas excitadas y excitantes…Memoria de aquel criollo "flaneur" sin remedio, desolado por las ramblas de Barcelona, las rues de París o las plazas desalmadas de Madrid, de ese ser que migraba de su Castillete para "escapar de tanta luz" en la catedral de Caracas, donde solía orar y llorar por la naturaleza perdida de los mortales…
Este hombre que alucina y grita frente al mar que antes se ha llevado a su padre, ¡Me queda algo flotando en la retina (…) Es materia más bella que la materia misma. Me voy con ese ritmo tumultuoso, con esa música —no puedo decirlo de otro modo— que tiene aquel cuadro de "La carga de los mamelucos" en el Prado.
Tantos años del advenimiento de esta luz infinita, tal vez en azul, como La Reina, representada en alguna de sus muñecas, con sus ojos verdísimos, hasta que conoció a una preciosa muchacha sencilla llamada Juanita Mota y la hechizó al punto de hacerla exclamar Yo nunca había sentido una cosa tan bonita como la noche en que conocí a Armando. Él se parecía a uno de esos artistas de cine, era buenmozo y muy elegante, no como se puso cuando nos mudamos para acá, que apenas se vestía. Eso hizo que mucha gente lo confundiera con un loco. ¡Sí señor!, aquella noche a él le brillaban los ojos como dos luceros; pues no vaya a creer, yo era entonces una muchacha bonita y delgadita, no como ahora que estoy gorda y vieja. Tienes manos de virgen me dijo Armando con su carita de ángel asustado.
Entre guacamayos y monos amaestrados, el artista enorgullecerá a sus paisanos con su banquete de "Sancocho de pescado, hallaquitas, caraotas, carne frita, guasacaca indígena, plátano frito, pescado frito, arroz blanco, tortilla, papas rellenas, pan isleño, helados, brandy, vinos, ron, ponche crema, aguardiente de caña, café y chocolates. En la noche fuegos artificiales y música, terminando con un paseo de luna". Honores para sus muchos invitados ilustres, como una hermosa muchacha venida desde el otro lado del mundo, más tarde conocida como Lía Bermúdez, quien diría: Me costó que me recibiera.
Soné varias veces la campana y le dije: Maestro, maestro. Vengo de Maracaibo a ver cómo está. Él, un poco apenado me dijo: “Es que no puedo atender a nadie porque me hacen muchas maldades. No estoy bien, porque los vecinos me tiran piedras… Este artífice maravilloso de quien el poeta Juan Calzadilla ha testimoniado: Mediante un ritual lleno de gestos y ruidos, como entrando en trance ante el lienzo, entornaba los ojos, bufaba y simulaba los gestos de pintar hasta que el ritmo del cuerpo hubiese adquirido suficiente ímpetu y velocidad.
Entonces, con actitudes de espasmo, era cuando embestía la tela como si fuese el animal que rasgaba el trapo rojo de la muleta. A veces, en esas embestidas, lograba perforar la obra…Hoy sus cuadros superan el cuarto de millón de dólares, según el período en que fuese pintado, y más allá de ese empeño mercantilista, hay un término de incalculable precio para una nación que hoy vuelve a celebrarlo, con su historia, sus mitos y sus leyendas: María Lionza, Yara…
¡Salud!

Noticia al Día/Texto y fotos Alexis Blanco