Lunes 23 de diciembre de 2024
Opinión

La  descolonización contra la herencia española (Nirso Varela)

A grandes rasgos, la descolonización es un enfoque científico, objeto de serias investigaciones en círculos académicos de todo el orbe….

La  descolonización contra la herencia española (Nirso Varela)
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A grandes rasgos, la descolonización es un enfoque científico, objeto de serias investigaciones en círculos académicos de todo el orbe. Sin embargo, algunos demagogos autodenominados “revolucionarios”, han convertido el tema en un simple y vulgar  desprecio contra la herencia española.

Se refieren a la descolonización como  un viejo y petrificado resentimiento contra la conquista española, hace más de 530 años. Traslucen una forma de nacionalismo de corte fascista, basado en odios contra la cultura occidental, en la resurrección de hechos adversos ocurridos en el pasado lejano y en la venganza de los agravios, para resarcir daños causados a los pueblos ofendidos,  arrasados y oprimidos, según sus criterios. Han pedido pagos en metálico a España.

En Venezuela las arremetidas han sido contra todo indicio de herencia colonial española, cambiando nombres de municipios, ciudades, calles, plazas, símbolos nacionales, regionales y letras de himnos; erigiendo mamotretos en forma  de “esculturas” y sembrando consignas desfasadas anticoloniales contra España y antiimperialistas contra los Estados Unidos de América.

En Latinoamérica, líderes militaristas y autoritarios seguidores de esos principios, instauraron formas de gobiernos socialistas, anticolonialistas y antimperialistas, y tras una secuela de odios y resentimientos inspirados en sus egos y ambiciones,  destruyeron por completo la economía de sus propios países y llevaron sus pueblos a la mendicidad, huyendo en emigraciones suicidas.

Esas “revoluciones” solo causaron miseria. Millones de cubanos y venezolanos han arriesgado sus vidas tras el “sueño americano”. No solo las víctimas más vulnerables de dichos regímenes, sino todos los “comunistas”, “socialistas”, “antiimperialistas” y los  “profundamente chavista”, anhelan vivir en tierras del “tío Sam”, imitando sus costumbres, modos, usos y estilos de vida. Muchos chavistas  viven plácidamente en Miami y España, disfrutando sus fortunas.

El resentimiento descolonizador es insustancial e históricamente inexacto. Con el triunfo en la guerra de independencia hace más de 200 años, debió quedar  saldada la afrenta colonialista. La guerra fue a muerte, de exterminio y fratricida. La ofensa se pagó con sangre. Venezuela dejó de ser una colonia y pasó a ser una República independiente en 1830, después de romper sus lazos colombianos.

Emancipada de España, pudo manejar con absoluta libertad su soberanía. Pero lejos de reparar los daños étnicos culturales a negros e indios, éstos siguieron marginados y explotados. Venezuela vivió un siglo más de oligarquías latifundistas, gobiernos militaristas autoritarios, caudillismo, guerras civiles y el país quedó en ruinas y rezagado. Nada de eso fue culpa de España.

Los caudillos y oligarcas en funciones de gobierno, exaltaron las fechas patrias, los héroes de la independencia y el culto a Simón Bolívar, para justificar sus regímenes arbitrarios y mantenerse en el poder, intentando  conservar vivo el odio sembrado por los líderes republicanos contra España.

No obstante, para muchos venezolanos de mentalidad vanguardista nacidos en las siguientes generaciones, la Independencia no anuló el pasado español. Influyentes académicos y miembros de la sociedad civil, vieron desde otras perspectivas las hazañas de ciertos descubridores y fundadores, e ignorando lastres patrioteros, promovieron  la erección de estatuas y bustos  en su honor.

  Pusieron sus nombres a ciudades, municipios, plazas, calles y sitios, sin  prejuicios, bajo perfecto dominio de la identidad histórica venezolana. Instituyeron  el perdón y el olvido, pugnaron por la paz, la tolerancia, el reconocimiento mutuo y la coexistencia pacífica; rescataron la memoria histórica, inspirados en la herencia hispánica que nos legó  la Madre Patria durante 300 años de civilización.

España siguió intercambiando su cultura y civilidad, sus academias e instituciones lingüísticas, la influencia de sus poetas, escritores, pintores y dramaturgos, ofreció sus novedades y esplendor europeo y nos acogió fraternalmente en su suelo. Los “descolonizadores” vuelven a exhumar el pasado de horror, pero la verdadera descolonización solo comenzará cuando llegue el final de las dictaduras.

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