La idea de ir a un restaurante con amigos y familia, es pasar un buen rato, hacer recuerdos que nos hagan sonreír y deleitarnos con una comida que nos satisfaga. Cuando visitamos un restaurant queremos comer, si no igual, al menos mejor de cómo lo hacemos en casa. Es malo si al llegar, las cosas comienzan a fallar. Aquella ilusión con la que fuimos se va convirtiendo en decepción y luego, en una especie de despecho.
Como cocinero que soy, siempre estoy pendiente de los detalles que comienzan desde que te estacionas. Si te tratan mal, uno entra al local como decíamos antes: psicosiado. Luego está el trato y la bienvenida de los metres y mesoneros. Ese es un punto clave y estratégico.
Estos comentarios los hago desde la humildad, pero con la autoridad de la experiencia. He sido mesonero, metre y cocinero de varios restaurantes de Caracas. Aún recuerdo mi pasantía por el conocidísimo restaurant “El Parque”, ubicado en Parque Central, en donde me di a conocer por el Pan de Jamón. Después estuve en la famosa “Guacharaca” con Cayito Aponte y Ben Ami Fihman. Más tarde, Cayito Aponte y yo, montamos “El Cayoclaudio”, un restaurante que estaba ubicado en el Colegio de Médicos del Distrito Federal. En todos esos sitios, aprendí a trabajar con el público y eso me hacía feliz.
Esa felicidad la transmitía a los comensales. Disculpen el preámbulo tan largo, pero quiero poner en contexto mi crónica de hoy.
Hace mucho tiempo, tanto que yo aún no había nacido, en la antigua parroquia de Santa Rosalía, en la esquina El Muerto, en Caracas, se inauguró un restaurant de comida española y mediterránea llamado “Gallegos”, el cual fue fundado por un señor de nombre Antonio Gallegos. Me imagino que Don Antonio, digno representante de aquella maravillosa y útil migración española que llegó a Venezuela en la primera mitad del siglo XX, jamás imaginó que su restaurante se convertiría en el más viejo de Caracas, quizás de Venezuela, ¡78 años! Increíble que un restaurante en nuestro país duré tanto y que, además, continúe funcionando con calidad de excelencia.
Recuerdo que cuando trabajaba en RCTV, al cobrar la quincena, varios compañeros nos poníamos de acuerdo para ir a “Gallegos”. Debido a la cercanía, íbamos a pie y así, entre bromas y licores, comíamos una de las mejores paellas de Caracas. Doy fe que aún hoy en día, esa paella, es una vaina que reviviría al muerto en donde está ubicado el restaurant, al igual, debo reconocer, que la otra gran paella que me gusta, es la que prepara mi amigo Andrés Rodríguez en el “El Mesón de Andrés”, en Chacao.
Pero sigamos con “Gallegos”. Qué agradable y bonito sitio. Todavía está administrado por descendientes de Don Antonio. Los actuales dueños, Carlos Días y su hijo llamado también Carlos Días, están acompañados en la cocina por un señor muy buenmozo llamado Ramón Méndez, quien tiene más de 35 años trabajando en “Gallegos” y es el responsable de esas delicias que salen de su cocina.
Por si acaso, ojo, repito, por si acaso, esto lo escribo porque me parece justo resaltar esta maravilla de sitio longevo en la ciudad de Caracas. Esto no se trata de publicidad pagada o intercambio. No. Es justicia y cariño.
Cuando visiten “Gallegos”, dense una vuelta por todo el restaurant, es impresionante lo inmenso, hermoso y antiguo que es. Se sentirá usted como en una máquina del tiempo. En su barra, se sentaron personajes como Óscar Yanes, Aquiles Nazoa, Eladio Lárez, Graterolacho y Raúl Amundaray, entre otros ilustres venezolanos.
La sensación, al entrar, es la de haber regresado setenta y ocho años atrás y es que, su estilo antiguo y europeo, la enorme barra de madera, la luz tenue, los deliciosos olores que salen de la cocina y el personal amable, siempre con una sonrisa, dan un ambiente bonito que lo hará sentir que no está en Venezuela, sino en una tasca en España.
No me queda más que felicitar a esta maravillosa generación de dos Carlos Días, quienes, con tanto cariño y esmero, conducen, en homenaje a Antonio Gallegos, esa reliquia de 78 años por tan buen camino. Ni hablar de los amigos mesoneros y del barman del local, los cuales, casi todos, participaron en el Míster Venezuela de los años 50, 65 y 78. No sigo escribiendo porque me están esperando en “Gallegos”. Nos vemos por allá. ¡Feliz aniversario!.
Claudio Nazoa
Noticia al Día