En el mundo del arte, y más específicamente, en el de la danza contemporánea, es imposible no pensar en la estadounidense Isadora Duncan. Durante el siglo XIX se destacó por cautivar a cada persona que la veía bailar.
Sin embargo, de lo más recordado sobre esta artista en la actualidad, además de su vida, es la extraña muerte que tuvo el 14 de septiembre de 1927. Hoy exploramos de forma breve cómo fue su vida y su particular muerte.
Luego del nacimiento de sus hijos, Angela Isadora Duncan, dotada con grandes talentos musicales y teatrales, dio clases de baile y piano para proveer a su familia. Su vida estuvo llena de tragedias, desde incendios hasta inundaciones y pérdidas familiares, como el fallecimiento de sus hijos Patrick y Deirdre en el río Sena, en Francia, por un accidente automovilístico, o el suicidio de su esposo Serguéi.
Aun así, ella se mostró como una mujer aguerrida, con una filosofía que abogaba por la libertad de la mujer. Su forma de bailar rápidamente rompió los esquemas de la época, alejándose del baile tradicional, ofreciendo un estilo nuevo.
Luego de todo esto, ¿cómo fue la muerte de Isabel Duncan, la creadora de la danza contemporánea?
El 14 de septiembre de 1927 en la ciudad francesa de Niza, Isabel Duncan se sube al vehículo del mecánico italiano Benoît Falchetto. Por las palabras que dijo, tal parece que iban a tener una cita o encuentro romántico. Nunca imaginó que su chalina, una larga bufanda que le regaló su amiga Desti y que podía menearse elegantemente mientras andaba, acabaría con su vida.
La historia cuenta que, al momento de arrancar el vehículo, un Amilcar francés modelo GS, el extremo de la larga bufanda se enredó en la rueda trasera, provocando que la rotación de la rueda asfixiara a la bailarina. El estrangulamiento fue inmediato. El ruido del motor no le permitió al chofer darse cuenta del accidente, hasta que ya fue demasiado tarde. Entre gritos de desespero, ya era demasiado tarde.
Así falleció Isabel Duncan. Tenía 50 años y ya venía cargando una vida bastante difícil. Aun así, pese a su trágica e insólita muerte difícil de imaginar, Isadora Duncan dejó una huella indeleble en la danza contemporánea hasta el día de hoy en teatros y academias de baile por todo el mundo. Logró usar las tecnologías y demás instrumentos de la época para unirlos con el movimiento del cuerpo y así, provocar una experiencia única en cada presentación.
Isadora dejó a un lado los tutús, zapatillas y demás elementos clásicos que formaban parte de la danza en esos años, para ofrecer un arte más potente, expresivo e impactante. Ella, como excelente bailarina, era la indicada para eso. Así, nació la danza contemporánea, con Isadora a la cabeza de una nueva forma de expresión artística, más moderna. Esto le permitió presentarse en teatros por todo el mundo.
Pedro Gómez/Pasante
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