La Asamblea Nacional (AN) inicia la tarde de este 6 de agosto, una sesión solemne con motivo del Bicentenario de la Batalla de Junín.
Durante el inicio, el diputado Jorge Rodríguez hizo lectura de una carta de la Coronel a Manuela Saenz al Libertador Simón Bolívar, dónde notifica su participación en la Batalla de Junín.
"Honor a la mujer valiente, a la mujer aguerrida", expresó Rodríguez.
El discurso de Orden a cargo del Doctor Omar Hurtado Rayugsen, con motivo de la conmemoración del Bicentenario de la Batalla de Junín.
Rodríguez ordenó difundir en todos los medios de comunicación disponibles el Discurso de Orden del Dr. Omar Hurtado Rayugsen, con motivo de la conmemoración del Bicentenario de la Batalla de Junín.
Batalla de Junín
La Batalla de Junín, también conocida como la “batalla silenciosa”, se desarrolló el 6 de agosto de 1824 en una elevación del terreno ubicada a orillas del lago Chinchaycocha, inmediaciones de la pampa peruana de Junín, y constituyó el penúltimo gran combate antes del crucial en Ayacucho.
La batalla de Junín enfrentó a las caballerías de las tropas patriotas al mando de Simón Bolívar (unos 900 jinetes), que pretendían aislar a las fuerzas españolas al mando de José Canterac, aproximadamente 7.000 infantes y 1.200 efectivos de caballería.
Los escuadrones patriotas Húsares de Colombia y Granaderos a Caballo fueron arrollados por el enemigo, en tanto resistieron con sus largas lanzas los Granaderos de Colombia. Tras lo cual los Húsares del Perú, al mando del mayor José Andrés Rázuri, atacaron, el grueso de la caballería patriota se reagrupó y envolvió al enemigo, que se vio obligado a huir y dispersarse.
La victoria en la Batalla de Junín puso fin a una serie de derrotas consecutivas del ejército rebelde como las acontecidas en Torata y Moquegua o Zepita, las cuales conllevaron a la ocupación de La Paz en el Alto Perú, y de Arequipa, además de haber provocado dispersión en las fuerzas independentistas.
Ese triunfo significó una inyección de moral para las fuerzas patriotas, y un revés, fundamentalmente de posteriores efectos psicológicos, para los realistas que además cedieron sus posiciones y dominio estratégico en la Sierra Central peruana.
La victoria de las tropas patriotas en Junín tuvo notorias consecuencias en el curso posterior de la independencia. La primera en el plano militar, causando la muerte de más de 350 realistas y tomando casi un centenar de prisioneros. También, sucumbieron 45 patriotas y otros 100 resultaron heridos.
El reconocimiento de Bolívar a la acción heroica de los escuadrones de la caballería peruana, capaces de desarticular a la caballería realista y hacerla perder a sus mejores hombres. Desde entonces, ese regimiento fue bautizado como Húsares de Junín.
El retroceso desordenado del ejército de Canterac provocó el abandono de armas, pertrechos y municiones que cayeron en manos de los patriotas, además de la pérdida posterior de unos 3.000 efectivos del ejército español por enfermedad o deserción, en su trayecto hacia el Cuzco.
El revés de Canterac en Junín le restó prestigio como estratega, forzó al virrey La Serna a tomar personalmente el mando del ejército, y obligó a las fuerzas españolas a detener su campaña ofensiva dirigida por el general Gerónimo Valdés en Alto Perú, y reagruparse bajo las órdenes de La Serna.
El triunfo en Junín allanó el camino para la victoria posterior de los independentistas en la batalla de Ayacucho, la cual el 09 de diciembre de 1824 consolidó la independencia definitiva del Perú y de la América del Sur.
La Asamblea Deliberante de Chuquisaca y la redacción del acta de independencia por los representantes de Charcas, Potosí, La Paz, Cochabamba y Santa Cruz, tuvieron lugar el propio 06 de agosto, pero de 1925 en honor a Junín. En Chuquisaca, las antiguas provincias del Alto Perú se proclaman como un Estado libre.
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