La bajada de la virgen Chiquinquirá, la madre celestial de los zulianos, se hace el tercer domingo de octubre de cada año y como evento central del inicio de la Feria de la Chinita en Maracaibo, por lo que se comienza desde ya a sentir un ambiente, una atmósfera que nos envuelve a todos por igual sin distingos entre quienes somos sus devotos.
No deja de tener razón cada vez más el poeta Ricardo Portillo, cuándo en uno de sus versos dedicados a Maracaibo expresó que "desde el infinito cielo, el mismo creador lo ha dicho, Maracaibo es un hechizo; hermoso, bendito suelo". Emocionando a su terruño en una parranda expresa: "Esta es la ciudad más bella que existe en el continente, tiene Lago, China, Puente, Gaita, Hospitalidad, tiene el calor y la gente de más alta calidad".
Todo esto conjugado es lo que siente quien visita esta región del país cada fin de año, cuando se desborda la alegría contagiante que ponen de manifiesto los que habitan en el occidente del país, con la llegada de la festividad en honor a su Patrona, la Virgen de Chiquinquirá.
Aquella frase que muchos expresaban que en Maracaibo "de noche no hay pa donde ir" como una manera de descalificar la ciudad que les ha servido de cuna, ha quedado muy atrás y en la mente de quienes, solo se asoman a la puerta de su casa después de las siete de la noche antes de ir a dormir.
Una salida nocturna hoy por la calle 72, Bella Vista, Cecilio Acosta, 5 de Julio, El Milagro o la zona turística del casco central con la hermosura de templos alumbrados, la llamada calle derecha, la calle Carabobo, Saladillo, Santa Lucía y áreas circunvecinas que el turista añora conocer, es deleitarse y maravillarse con el avance arquitectónico de sus últimos años con la construcción de nuevas edificaciones y el rescate de otras incluyendo centros comerciales que han sido íconos del turismo en nuestra región.
Faltan 41 días para la celebración de la bajada de su altar la virgen Chinita y ya la ciudad resplandece con su esplendor característico cada noche de norte a sur, de este a oeste y renace la alegría desde distintos rincones.
Como dirían los trovadores de la época en las noches de la Calle Carabobo al formar un parrandón: "Hay bullicio en la gallera", queriendo decir que ya la ciudad está alegre, que hay algarabía, que la gente en los parques, plazas, vuelven a disfrutar sus espacios, entrando a los sitios nocturnos, restaurantes, bares, galerías, museos y toda una vida nocturna que ha regresado después que por mucho tiempo, le fue arrebatada por diferentes causas y luego se mantuvo en letargo debido a la pandemia.
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