Ahora cuando vino Luis Miguel a su concierto en Caracas, muchos fanáticos de la tercera edad recuerdan cuando Mario Moreno Cantinflas llegó a Maracaibo por primera vez el 17 de marzo de 1943 para una actuación y dicen que para poder verlo cerquita las mujeres vivían una odisea y la emoción de tenerlo lo más cerca posible les aceleraba su corazón, no por su físico, sino por su carisma y forma de ser que con humor conquistaba a la fanaticada.
Cuentan los que llegaron a conocerlo que se trataba de un artista muy decente, correcto, amable, agradable, que de todo hacía un chiste y esa picardía que desbordaba lo hacía encantador ante las mujeres.
Cantinflas hizo una pequeña gira que incluía una presentación en el Estadio del Lago y Caracas, donde participó en un programa.
“Su espectáculo, pautado para las 8.00 de la noche, duró una hora. Bailó e hizo gracias con su típico humor. Empezaba hablando una cosa y terminaba con otra. Bailaba, brincaba, les picaba el ojo a las damas y lanzaba besos al aire.
El historiador zuliano Julio Portillo señala que el artista mexicano se hospedó en el hotel Victoria, en pleno centro de Maracaibo, y que hasta fue de compras por los alrededores.
“Él se midió un traje en la sastrería de Carlos Espina P(en el centro) y recorrió brevemente la plaza Baralt”, manifiesta Portillo en un artículo publicado por el diario Panorama.
Mario Moreno el Barrendero prometió volver a Maracaibo y lo hizo 14 años después. En agosto de 1957, invitado por el doctor Pedro Iturbe, director del hospital Antituberculoso y la industria Pampero, participó en festivales para beneficio de dos instituciones cantando con el artista zuliano Armando Molero el domingo 30 de junio de ese año.
El 4 de diciembre de 1969 hizo su último viaje a Maracaibo para estrenar la película Un Quijote sin Mancha, acompañado de la actriz zuliana Lupita Ferrer en el teatro Baralt. Las entradas costaban tres bolívares.
Los cronistas de la época cuentan que la llegada del actor al teatro fue un suceso. Lo abordaban sus admiradoras antes de entrar a la función.
Ese día durmió en el Hotel del Lago y al despertar se fue a México llevándose su humor, pero dejando toda su luz.
