Muchas veces las circunstancias conducen a las personas a contener las ganas de orinar, pero cuando este acto se convierte en un hábito repercute de forma significativa en la salud provocando enfermedades como la cistitis y hasta disfunciones del sistema urinario. Orinar es importante, pues esto hace que el organismo funcione correctamente ya que se eliminan toxinas del cuerpo.
Cuando dormimos la vejiga se dilata, de esta manera se acumula una mayor cantidad de orina. Las retenciones constantes pueden llegar a producir un incremento en la cantidad de amoniaco y sustancias ácidas que afectan el tracto urinario, acumulando microbios.
Aguantar las ganas de ir al baño ocasiona que la vejiga se ensanche surgiendo así la incontinencia urinaria. También se originan cálculos renales que ocasionan dolor.
Evitar aguantarse las ganas de orinar es posible si se crea una ruta planificada de acción dónde los horarios juegan un rol estelar, sobre todo antes de salir de nuestro hogar. Habrá momentos en los que será inevitable contener esa necesidad fisiológica, pero es propicio no convertirlo en un hábito.
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