El Papa aceptó, el pasado martes, la renuncia de un obispo polaco cuya diócesis se ha visto sacudida por informes de una fiesta sexual que involucró a un prostituto en el apartamento de un sacerdote, así como por incidentes violentos previos que involucraron a su clero.
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El Vaticano no dio ninguna razón por la cual el obispo Grzegorz Kaszak renunciaba como jefe de la diócesis de Sosnowiec, en el suroeste de Polonia. A sus 59 años, le faltan varios años para alcanzar la edad normal de jubilación de 75 años.
Pero su diócesis ha vuelto a estar en el centro de atención después de que uno de sus sacerdotes fuera puesto bajo investigación criminal por un incidente del 30 al 31 de agosto en su apartamento en Dabrowa Gornicza que supuestamente involucró a un prostituto.
Los medios polacos informaron que uno de los participantes de una fiesta sexual en su casa se descontroló después de una sobredosis de pastillas para la disfunción eréctil. Los informes dicen que el sacerdote supuestamente intentó inicialmente impedir que los paramédicos ingresaran al apartamento.
El escándalo ha recibido considerable atención en Polonia, y el evento se describe ampliamente como una “orgía gay”, dañando aún más la imagen de la iglesia en la otrora incondicionalmente católica patria de San Juan Pablo II. Desde hace varios años, la sociedad polaca vive un rápido proceso de secularización, en el que muchas personas rechazan la Iglesia y algunos incluso toman medidas para abandonarla formalmente.
No fue el primer incidente que involucró al clero de la diócesis que apareció en los titulares, lo que sugiere que el escándalo sexual fue la gota que colmó el vaso para el Vaticano. El Papa Francisco actuó con inusual rapidez para destituir a Kaszak después de que el obispo dijera que se ofreció a renunciar el 29 de septiembre.
Noticia al Día
Con información de Infobae