Los vecinos de la calle 125, que comparten la Fundación Mendoza y el barrio 23 de Enero, de Maracaibo, no ven luz desde hace tres meses, cuando explotó un transformador que sirve a 18 viviendas del sector.
Ancianos, enfermos, niños, ven comprometido su bienestar ante tal situación que parece no tener dolientes, ya que los vecinos aseguran que cada semana van a la oficina de Corpoelec que atiende a las parroquias del sur de Maracaibo, sin obtener respuesta.
93 días sin electricidad, ¿cómo sobreviven?
Es tal la indiferencia de la corporación eléctrica que, a la fecha, transcurridos 93 días, no se ha hecho la inspección necesaria para determinar la magnitud de los daños sufridos al transformador en cuestión. “A lo mejor no está dañado y nos tienen pasando calor”, comentan algunos residentes del sector.
Entre tanto, los afectados se auxilian a través de extensiones con los vecinos que sí cuentan con el servicio eléctrico o “pegándose” a postes adyacentes, con el riesgo de generar sobrecargas. Esto sin contar, que se requieren por los menos 150 dólares para comprar 100 metros de cable para conectarse.
Estar sin electricidad es un martirio: vecina de la Fundación Mendoza
A Linda García la encontramos en el porche de su casa, donde colgó dos hamacas, para mecer a su hija con microcefalia y a su bebé de apenas cuatro meses. En la vivienda también reside un adulto mayor. En todos se refleja el trasnocho y la incomodidad. Son las diez de la mañana y la temperatura es extrema.
En la casa de los Parra García prenden los ventiladores gracias a que tendieron una extensión con los vecinos, lo cual les limita a encender un bombillo y dos ventiladores. “Tenemos nevera y freezer, pero no los podemos prender; diariamente compramos hielo… Esto es un martirio”, señala con evidente angustia por lo que viven.
Freddy Gordon es uno de los vecinos que ha acudido regularmente a Corpoelec en busca de atención. Pero nada. Cuenta que, en las primeras diligencias, fue atendido por el ingeniero Teudi Salazar, quien se puso a la orden para darle celeridad a la situación. “Más nunca volvió a atenderme, ni en las oficinas ni por teléfono”, manifiesta entre molesto y confundido.
“Hemos agotado todas las instancias para notificar esta situación, incluso a través de la VenApp, sin obtener respuesta”, agrega.
"Hemos acudido a todas las instancias posibles": comunidad del 23 de Enero
Por su parte, Riss Pimentel, vecina del sector 23 de Enero, parroquia Cristo de Aranza, ha sido portavoz de la situación que comparten seis familias de esta comunidad. “Hemos hecho denuncias, reclamos a todas las instancias y no hay respuesta de ninguna. Hemos pasado el reporte por la comuna, consejo comunal, los Clap, pero seguimos esperando”.
El señor Benigno Urbina tiene 80 años, vive solo. Los constantes bajones eléctricos le dañaron el aire acondicionado y la nevera. Su única forma de refrescarse es con un ventilador, que puede encender gracias a su vecino más cercano. “No es fácil que yo pueda tener dinero para reponer los aparatos que se me quemaron”.
Una situación similar reporta Juan Urdaneta, quien agradece que los vecinos sean tan unidos y se estén apoyando. Considera que es un caso fácil de resolver, porque – hasta donde tiene conocimiento – hay transformadores en el Zulia para sustituir los que se han dañado. “Le pido a los organismos competentes que se apiaden de nosotros; somos de la tercera edad y sufrimos demasiado con el calor”.
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F Reyes
Fotos: José López – Video: F Reyes
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