Lunes 23 de diciembre de 2024
Opinión

Historia de la educación en Maracaibo, IV (por Reyber Parra Contreras)

Apuntes del Cronista: Historia de la educación en Maracaibo, IV Dr. Reyber Parra Contreras* La fructífera labor de Monseñor Marcos…

Historia de la educación en Maracaibo, IV (por Reyber Parra Contreras)
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Apuntes del Cronista:

Historia de la educación en Maracaibo, IV

Dr. Reyber Parra Contreras*

La fructífera labor de Monseñor Marcos Sergio Godoy en la promoción de la educación en Maracaibo, va a tener continuidad en la conducción de la Iglesia local por parte de Monseñor Domingo Roa Pérez. Desde su toma de posesión canónica el 11 de marzo de 1961, se propuso la fundación de centros escolares donde se atendiese la educación de niños y jóvenes sobre la base de los valores humanos y cristianos. De esta manera, en 1969 logra la puesta en marcha de la Escuela Madre Laura en el barrio El Callao, con lo cual se dio inicio al proyecto de las escuelas arquidiocesanas, que ascenderían a un total de 19 colegios en los 31 años de su ministerio episcopal en Maracaibo; actualmente son 40 escuelas en varios municipios del estado Zulia, de las cuales 15 funcionan en Maracaibo.

En marzo de 1955 daba sus primeros pasos el movimiento de educación popular y promoción social Fe y Alegría, de la mano del padre jesuita José María Vélaz. La experiencia inicial en Caracas se esparció por toda Venezuela, hasta alcanzar la cifra de 177 colegios a nivel nacional y un Instituto Radiofónico que iniciaría labores en 1974, tanto en Maracaibo como en Caracas. Este proyecto integral en materia de educación,  recibió el respaldo de Monseñor Roa Pérez, lo que contribuyó a la fundación de 8 de estos colegios, de los 13 que hoy funcionan en la ciudad.

Con el acompañamiento y asesoría de la prelatura del Opus Dei, en la década de los años 70 algunas asociaciones educativas de carácter laico y privadas, dieron origen a dos importantes instituciones escolares: el Colegio Altamira y el Liceo Los Robles. A mediados de la referida década surgirá  la propuesta del Instituto Arquidiocesano Niños Cantores del Zulia, concebido por el padre Gustavo Ocando Yamarte. El 18 de noviembre de 1975 se suscribió el acta constitutiva del instituto, y en febrero de 1976 se iniciaron los trabajos de construcción de la sede actual, con el respaldo del gobierno regional. En 1982 egresó la primera promoción de bachilleres, y en 1983, como parte de los objetivos de este proyecto educativo, se funda la Universidad Católica Cecilio Acosta, lo que va a permitir que Niños Cantores abarque todos los niveles del sistema escolar, ofreciendo una educación cimentada en el humanismo cristiano.

El surgimiento de la UNICA contribuyó a la diversificación de la oferta de estudios universitarios en Maracaibo; hasta la década de los años 60, solo la Universidad del Zulia ofrecía oportunidades de estudio en los campos de: Medicina, Derecho, Ingeniería y Humanidades, junto con algunas opciones de postgrado a partir de 1965. En octubre de 1973 surge la Universidad Rafael Urdaneta,y al año siguiente, en marzo de 1974 se crea el Colegio Universitario de Maracaibo; posteriormente, en octubre de 1989 se funda la Universidad Rafael Belloso Chacín; y más recientemente, en  febrero de 2002, es constituida la Universidad José Gregorio Hernández.

La descripción que hemos hecho de estos acontecimientos que han marcado la historia de la educación en Maracaibo, debe favorecer la tarea permanente de evaluar las condiciones en las que se encuentra el sistema educativo local, regional y nacional. Luego de un proceso de crecimiento en materia de cobertura y calidad educativa, (cuyo origen pudiéramos situar en la implementación del Decreto de Instrucción Pública Gratuita, de Guzmán Blanco, y el posterior retorno de las congregaciones religiosas al país), los hechos actuales nos indican que hemos involucionado en muchos aspectos asociados a la calidad de la educación, entre ellos: prosecución, tasa de escolaridad, infraestructura y condiciones de vida de los maestros.

Para el año 2013 funcionaban en el estado Zulia 22 instituciones universitarias, con cerca de 300 mil estudiantes. Sin embargo, la persistente crisis que vivimos hizo que la deserción se incrementase de manera alarmante.  Para fines de 2019, Venezuela contaba con 3.136.000 mil jóvenes entre 18 y 24 años, y de estos apenas 775.000 (25%)  estaban asistiendo a la universidad, según el estudio Cobertura Educativa en Venezuela (2020).

Ya en el 2003, el sistema escolar venezolano mostraba  cifras preocupantes: 400 mil niños y jóvenes estaban fuera del sistema, 13% de los niños entre 4 y 15 años de edad no asistían a ningún centro escolar, y 37 de cada 100 niños que iniciaba primer grado no culminaba el sexto grado. Dos décadas después el daño es más alarmante: entre 2019 y 2021 se estima que 1.2 millones de estudiantes de primaria y bachillerato desertaron de sus centros escolares, y 166 mil profesores abandonaron las aulas de clase, cifras que equivalen al 15% de los estudiantes inscritos y 25 % de los maestros, según datos generados por el Diagnóstico Educativo de Venezuela (2021).

Venezuela atraviesa una de las crisis más nefastas de su historia, con consecuencias devastadoras en todos los ámbitos. La educación no es la excepción: los pilares que la sostienen, la familia y la escuela, también se resienten ante la embestida de un sistema político e ideológico contrario al orden y la civilidad. Corresponde a los hombres y mujeres de buena voluntad que viven o sobreviven en Venezuela, a quienes guía la recta intención en el obrar, aquellos que son conscientes de las consecuencias de su proceder, aplicar a la realidad nacional el método pastoral y pedagógico: ver, juzgar y actuar, con la intención de lograr los cambios que amerita la construcción de un futuro diferente para Venezuela. Los maestros son parte de ese conglomerado de mujeres y hombres virtuosos, llenos de talentos para diagnosticar la realidad, identificar los caminos que se deben recorrer y encabezar la marcha hacia la meta. Formar la conciencia, motivar y sumar voluntades para la formación de ciudadanos, son tareas necesarias, en las que podemos avanzar mediante el liderazgo de los maestros y la participación de las familias.  Puede resultar imposible, pero es nuestro deber intentarlo.

*Cronista de Maracaibo. Profesor de historia de Venezuela en la Universidad del Zulia. Miembro de la Academia de Historia del Estado Zulia, E-mail: [email protected]

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