Gilmer Márquez, productor de plátano de la reconocida región El Chivo, conversó con Noticia al Día vía telefónica desde el sitio de producción, y dijo que preocupa que muchos productores abandonen en este momento sus platanales debido a las inundaciones que han comenzado a anegar los sitios de producción y el grave problema que existe con la escasez de combustible.
Es posible que en los próximos días se incremente la crisis, según el pronóstico del Inameh de que las lluvias, que es el principal enemigo de esta producción, continúen intensamente en todo el país y desequilibre la oferta y la demanda como ha ocurrido en otras oportunidades.
Los productores abandonan los platanales
Gilmer Márquez, productor del Sur del Lago de Maracaibo, se mostró preocupado porque “podemos hablar de unos 800 compañeros productores que han abandonado sus tierras, sus platanales, por el problema del transporte desde los sitios de producción hasta los de venta final, debido a la escasez de combustible y ahora se suma la llegada de las lluvias que tienen inundadas miles de hectáreas en producción y genera pérdidas económicas”.
Tres mil hectáreas bajo las aguas.
Márquez refirió que según los cálculos, unas tres mil hectáreas están bajo las aguas desde que se intensificaron las lluvias y “los productores han dejado botadas sus tierras porque no tienen la mayoría de las veces ni gasolina ni dísel para encender sus plantas, ni bombas de achique para enfrentar el problema.
Las precipitaciones desbordaron decenas de canales en los ríos Chama, Mucujepe, Capazón y Tucaní, en el Sur del Lago de Maracaibo; en Zulia, en el sector La Montaña, una de las zonas plataneras contigua a Chama Lago, que comprende otras siete comunidades agrícolas que lindan con el Lago de Maracaibo, donde el poco gasoil y la gasolina no abastece la demanda para drenar las plantaciones.
Los plataneros requieren gasolina para el traslado del personal y materia prima, encender las plantas eléctricas o para el traslado de plátanos a los centros de consumo en el interior del país. La mano de obra se ha ido a Colombia y otros países en busca de mejoras y los cultivos quedan cada vez más solos, mientras se espera que el producto se incremente de precio a nivel consumidor.
Javier Sánchez
Fotos: cortesía
